Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Enchufe

Casi la mitad de los empleos privados suelen tener mucho que ver con el enchufe y la recomendación, según el CIS

El caso de la empleada de la Universidad de Sevilla que ha colocado a 22 parientes y afectos en la contrata de limpieza que su propia unidad debe tener bajo control ha levantado ampollas. Hay miles de casos en España (mírese bien, mire bien cerca): en la política, entre ésta y las empresas y bancos, en la universidad; entre amores, bandidos o con papeles. En no pocos casos, las organizaciones se conciben como una forma de adquirir poder y hacer el bien… a los tuyos. Ser un prócer y un benefactor a costa de lo que no es de uno. Un godfella, como Ray Liotta y Joe Pesci en la de Scorsese, pero sin machetazos en los maleteros. Alguien que me deba algo. La empresa está en segundo plano. Pero no siempre se enchufa de forma fraudulenta y codiciosa, ni para retribuir unos servicios sexuales. Vayamos a los datos.

La mayoría de la gente accede aquí a su puesto de trabajo mediante un enchufe. O su hermana más aseada, la recomendación. Tan poco secreto es que lo dicen los propios Ministerio de Economía y barómetro del CIS. Prepárese: a través de un familiar, un amigo cercano o por amigos de amigos acceden a una colocación nada menos que el 45%, casi la mitad. Del otro 55%, las siguientes vías en importancia nada tienen que ver con los contactos o el nepotismo: autónomos y opositores con éxito van casi a la par, y acaparan un 25% de la estadística. Un 10% obtiene empleo mediante el envío de currículum vitae. Para entrevistas, anuncios, internet, ETT, servicios públicos de empleo y otros varios canales -que son los que más literatura y técnicas producen- queda un 20%. Uno de cada cinco. El empleo escaso explica bastante este estado de cosas.

Suelo interpelar a los alumnos de Empresariales sobre ello. ¿Qué piensa de la recomendación como criterio principal de selección? En esto también funciona la tan humana adaptación del juicio a los intereses personales. Nadie -nadie- le dirá "Yo soy un jodido enchufado" o "Me parece bien el enchufe, mi abuelo tiene una empresa" o "Mi madre es político, algún favor le deberán" o "Mi tío es el rey del evento y la croqueta engalanada, conoce a todos los empresarios de la ciudad: algo me buscará". Pocos empresarios de una pyme, poquísimos, siguen un proceso de reclutamiento y selección basado en el mérito. Suelen preferir a alguien con referencias: aquí, quien puede recomienda y enchufa (quede claro: no son la misma cosa). Con el principio "mi poder primero, la empresa después", la práctica es perversa, puesto que acabará dañando a la empresa, primando su relevancia y su trasero.

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