Alto y claro

josé Antonio / carrizosa

Ego

NADIE va a descubrir a estas alturas que la política y los egos están directamente relacionados. Hay que tener muy buen concepto de uno mismo para creerse en disposición de arrastrar a las masas y en cuestión de pocos años darle la vuelta a un país para dejarlo de forma tal que, como diría Guerra, no lo conozca ni la madre que lo parió. Si ustedes repasan a los líderes de los últimos años se encontrarán con muchos egos sobresalientes y también con alguno desmesurado. Pero entre la última hornada de políticos llegados a la escena pública creo que el de Pablo Iglesias es digno de estudio por los especialistas. No me tengo yo por cátedro, pero he nacido y vivo en Sevilla y soy periodista con más años encerrado en una redacción de los que me gustaría confesar. Así que en egos tengo hecho un máster, les podría dar un ciclo de conferencias y aún me sobraría para escribir algún que otro libro. Con estas credenciales por delante, creo que el ego del secretario general de Podemos y aspirante, porque él lo vale, a vicepresidente del Gobierno entraría en un categoría superior para la que sería complicado encontrar adjetivo. Pablo Iglesias se levanta por la mañana convencido de que el mundo gira alrededor de él y de que un día que no esté en el centro del universo es un día perdido. Lo importante es que se hable de él y lo de menos es si es bien o mal. Así se va a ver al Rey en mangas remangadas de camisa porque sabe que eso lo convierte en trending topic y al día siguiente se pone el esmoquin para ir a los Goya porque tiene claro que así logra epatar entre actores y actrices, que no es fácil. Por motivos no muy diferentes se emplea a fondo hasta convertir en cuestión de Estado el sitio donde se va a sentar en el Congreso y asegurarse que se le vea en los telediarios o atrae los objetivos en la sesión constitutiva del parlamento acunando en su escaño al hijo de su compañera Carolina Bescansa, que ya es hilar fino en esto de asegurarse imagen de portada.

Pero donde ha demostrado que su ego no es de este mundo ha sido en lo de empezar la negociación para desatascar el bloqueo institucional proponiéndose como vicepresidente y dándole al candidato Pedro Sánchez medio Gobierno ya hecho antes, por supuesto, de poner un solo papel sobre la mesa. Y es que el populismo tiene estas cosas y el ego descentrado y el mesianismo tontorrón se reparten por igual a un lado y a otro del espectro político. Miren si no, por poner sólo un ejemplo, a Nicolás Maduro y Marine Le Pen y lo comprenderán mejor.

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