Si yo les digo que les voy a hablar de la sentencia de laManada comprenderé que pasen página, salgan corriendo o dejen de hablarme los amigos. Yo haría exactamente lo mismo, no es para menos. Sólo diré, en voz alta, que hay una Constitución en vigor que pocos articulistas habrán defendido públicamente como yo en decenas de artículos. Y proclamo que esta Constitución emana de la voluntad popular, de la que nacen los poderes del Estado y uno de ellos es el Poder Judicial. La Justicia en España la administran los jueces en nombre del Rey, símbolo de la unidad y soberanía nacional. Y lo hacen teniendo en la mano unas leyes dictadas por el Parlamento, o sea, por la representación del pueblo. Y aplican esas leyes. Y a mí me gustan o no esas leyes y me gustan o no las sentencias judiciales, y lo digo. Pero de ahí a intentar el derribo del orden constitucional aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid hay mucho trecho, un abismo. Ya nos conocemos todos.

Dicho esto me voy de excursión y recalo en la penosa Europa, otrora luz del mundo y hoy patria amorosa de charcuteros, bandoleros y renegados de sus raíces e historia. Y por allí descubro a una señora checa que anda empeñada en abroncarnos a los españoles. Y hasta ahí llega mi aguante. Se llama la criatura Vera Jourová, a la sazón comisaria de Justicia y otros menesteres de la desunión europea. Me he entretenido en documentarme sobre su vida y milagros; resultado: la nada con sifón. Es la típica trepa que no se conformó con ser un petardo de concejal en su pueblo. En el Partido Socialdemócrata no consiguió subir mucho y estuvo procesada por supuesto trinque del que quedó exonerada. No vio muy claro lo de seguir en ese partido y se pasó a otro, al Liberal. Como decía Groucho Marx: "estos son mis principios, si no les gustan tengo otros". Por fin consiguió un ministerio de cuarta fila y de ahí a Bruselas. Esta señora, a propósito de la sentencia de laManada, se ha permitido decirnos a los españoles cómo, cuánto y cuándo tenemos que cambiar nuestras leyes. Pues acepto el envite, señora, la mando a freír espárragos y le digo que, para defender mejor a las mujeres, por qué no piensa en acabar con la industria pornográfica de su país, una de las más potentes del mundo, por ejemplo. O promueva desde Bruselas leyes para acabar con las manadas islámicas responsables de miles de violaciones en las nocheviejas alemanas de los últimos años. No, ¿verdad que no?, con Alemania no te atreves, Vera, y con el islam menos. Pues calladita estás mejor. Déjanos en paz que ya vamos sobrados.

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