Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

La EPA de cada trimestre

Mes a mes, el desempleo en la provincia de Córdoba sigue teniendo rostro de mujer de manera lamentable

Córdoba va de nuevo contracorriente. Si en resto de España el paro baja, pues nada, que en la provincia sube. Se trata de una inercia que llevamos aguantado demasiados trimestres y parece que no hay forma de revertir la tendencia por muchos intentos que se hagan o expectativas se generen, que eso es harina de otro costal. Que muchas veces nos obnubilan con grandes promesas y, al final, se quedan en eso, en promesas que no llegan.

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE) han vuelto a poner de manifiesto que eso de crear empleo en Córdoba es cada vez más complicado, más difícil y casi ya una tarea desmesurada. Se trata de una situación, la del paro, que afecta ya a 87.100 personas en la provincia.

La voz de alarma ha llegado, de nuevo, de la mano de los sindicatos, que han vuelto a demandar que se pongan en marcha medidas para acabar con la sangría del desempleo que en la provincia tiene un lamentable carácter femenino, porque mes a mes el paro sigue teniendo rostro de mujer. Estos datos del desempleo en Córdoba correspondientes al tercer trimestre del año llegan en pleno sainete y representación teatral, como en un montaje guionizado para ver quién tiene más fuerza entre los socios de gobierno y ver quién se lleva el gato al agua en la eliminación de la reforma laboral. Se ve que eso es más acuciante para ellos que intentar acabar con el paro en Córdoba, aunque todo se verá cuando se derogue. Debe ser cuestión de prioridades, porque aquí las cosas siguen igual mes tras mes y EPA tras EPA.

Pero no contentos con esta guerra sin cuartel entre socios gubernamentales -que tendrá el gran capítulo final del encuentro más pronto que tarde-, el IPC sigue disparado, la cesta de la compra es ya más cara y se avecina una crisis de suministros que ya atemoriza al sector de la hostelería. Vamos, una alegría para un país que intenta salir como puede de una crisis sanitaria y en el que encontramos nada más que palos en las ruedas. Todo un ejemplo para Europa que pasa totalmente de nuestras peticiones respecto al precio de la luz. Esa Unión Europea de la que, además, esperamos que nos lleguen como caídos del cielo -como parte de los beneficios de las eléctricas- millones y millones de euros para intentar coser nuestra maltrecha economía.

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