Para quien todavía no lo sepa, cada 13 de febrero se celebra el Día Mundial de la Radio, una jornada que este año ha estado dedicada a promover el diálogo, la tolerancia y la paz. El 18 de noviembre de 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó esta fecha como tal porque fue el día en que se estableció la Radio de las Naciones Unidas, en el año en 1946. La radio, ese medio que deja una huella imborrable en quien trabaja en él. Aprovechando la efeméride, hoy quiero rendir homenaje a esa radio rural en la que comencé mi aventura periodística, esa radio que siempre ha necesitado de mucha imaginación para cubrir una programación que cada vez es menos extensa por las obligadas conexiones en cadena y porque se trata de emisoras con capital humano reducido. Pero, sobre todo, quiero rendir homenaje a sus profesionales personificados en mis contemporáneos de Los Pedroches. Hoy me acuerdo de Pablo Castro, ese pionero de las ondas de Pozoblanco que empecé a escuchar en lo que entonces era La Voz de Los Pedroches y que poco a poco ha mutado a Cope Pozoblanco. De esa emisora no olvido a Antonio Manuel Caballero, a Emilio Gómez y hasta a Pedro Jesús García -quien ha cambiado las ondas por El Quincenal de Los Pedroches-. Nunca trabajé con ellos, pero sí lo hice en la entonces Onda Cero Hinojosa con el gran Pedro Pérez, con quien viajé a cubrir la primera gran noticia de mi vida profesional, los sucesos de Puerto Hurraco. Fue un verano de prácticas en el que reinventamos la radio con programas deportivos y musicales, además de tertulias, y hasta nos aventuramos a retransmitir radiofónicamente un partido del mundial de Italia 90, el Yugoeslavia-España.

Hoy además recuerdo a ese grandísimo profesional que es Juan Mohedano, quien me brindó la oportunidad de también hacer prácticas otro verano en la entonces Radio Villanueva de Córdoba. Tras la marcha de Jesús Vigorra a Canal Sur, siempre mantuvo bastante alto el nivel de la emisora echándole imaginación a una programación en la que destacaba ese personaje gitano en cuya piel se metía del mismo modo en el que Javier Sardá se transformaba en el Señor Casamajor. Dejo para los últimos a quienes dirigí en la emisora municipal de Belalcázar, Uni3 Radio: Juanfran Santos, Gema Luna, Lourdes Cabello y José Feliciano Perea -además de a Pedro Luna, quien todo tuvo que ver para que la emisora continuara viva-. Fue en esa emisora en la que en tres años de profesión comprobé el mérito que tiene trabajar en una radio rural con muchísimos menos medios de todo tipo -entonces más que ahora- que en las urbanas. Y tampoco olvido a todas esas personas que se ofrecen a colaborar en programas contribuyendo con ello a diseñar una programación más coral y amena. Eso sí, los protagonistas de las ondas que he citado son sólo un ejemplo de los muchos que han contribuido a mantener muy viva la radio rural.

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