Entramos de lleno en la previa a la Navidad. Se encienden los alumbrados, las ofertas de rebajas y descuentos nos machacan por todos los medios posibles y los turrones se convierten en algo habitual en la sobremesa de muchas familias. Atrás queda, o no, el mes de diciembre del pasado año, cuando había más temor que otra cosa a las reuniones sociales, las estadísticas de positivos y fallecidos nos explotaban en las manos a diario y se suspendía uno tras otro cualquier acontecimiento que tuviera que ver con una celebración.

Ahora, el panorama que se vislumbraba era muy diferente, pero en apenas unos días la incertidumbre se ha colado en todos los debates y asuntos que nos tocan más de cerca. Empezando por el covid, nuestro consejero de Salud, Jesús Aguirre, se despachó ayer con el anuncio de la preocupación de su departamento por lo que se nos viene encima con en el puente de la Constitución y lanzó un llamamiento a la calma. Lo hizo poco después de que en este mismo periódico hiciéramos las cuentas para concluir que en solo una semana se han detectado en la provincia de Córdoba 750 positivos de coronavirus, si bien la presión hospitalaria es muy baja. Mientras, la propia Junta anuncia que no habrá restricciones en Navidad -lo que en realidad significa que lo están pensando- y el mundo se tambalea con una nueva variante, de nombre ómicron, de la que muy poco se sabe, si es más virulenta, cómo afectará a los niños o si escapará de las vacunas actuales, entre otras cosas.

Inquietud también por lo que pasará en Andalucía en los próximos meses, una vez que concluyó el paripé del debate sobre los Presupuestos de la Junta de Andalucía para 2022, en el que PP y Cs se quedaron solos y la oposición de izquierdas y la ultraderecha de Vox se aliaron para tumbar las cuentas. Aunque unos y otros se echan en cara lo sucedido, lo mejor que harían todos es pedir perdón por haber perdido el tiempo de las últimas semanas, con unas negociaciones que no se creían ni ellos mismos y por poner en marcha el contador de una precampaña electoral que no es precisamente lo que piden los ciudadanos.

Por Capitulares, las vacilaciones se suceden a raíz del llamado caso Dorado, una vez que un informe de la Fiscalía ve indicios de delito en determinadas actuaciones del Área de Infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba, que dirige precisamente el edil de Cs David Dorado. El asunto ha tensionado, todavía más, las relaciones ente los socios de gobierno -PP y naranjas-, si bien la polémica se ha intentado zanjar con el cese de la coordinadora de Infraestructuras, un gesto que a la oposición le parece escaso. Habrá nuevos capítulos, sin duda.

Decía Tácito que "la verdad se robustece con la investigación y la dilación; la falsedad, con el apresuramiento y la incertidumbre". Pues eso, una buena dosis de certezas nos vendría muy bien para estos días.