Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Desfasados

Poco a poco estamos saliendo de esto. Vamos a entenderlo y comportarnos y no fastidiar a los demás

Más de un año después de que el SARS-CoV-2 se hiciera presente en nuestras vidas y nos la cambiase por completo, hay quien todavía desconoce el riesgo de contraer la enfermedad. Las ansias de libertad -ahora que tanto está de moda este término- nos pueden a todos, pero no es de recibo que este fin de semana se vuelvan a repetir las escenas del sábado pasado.

Y no lo es porque llevamos demasiadas víctimas mortales a nuestras espaldas y también muchos sacrificios. Hace unos días, en Twitter fue tendencia el hastag#Tengo19 , con el que miles de jóvenes de esa edad -quien los pillara de nuevo- ponían de manifiesto que a pesar de que se había levantado el toque de queda y el estado de alarma era ya pasado, habían preferido no salir a la calle a celebrarlo.

Esas imágenes de la emblemática Puerta del Sol en Madrid o de la elegante Plaza Mayor de Salamanca repletas de jóvenes -y no tan jóvenes- nos deberían dar vergüenza a todos y más a quienes por pura inconsciencia siguen pensando que la calle es suya y que aquí no ha pasado nada. Unas imágenes lamentables y que son una total falta de respeto hacia toda la sociedad. A pesar de que desde las diferentes administraciones se ha pedido cabeza y un poco de mesura en esto de la vuelta a la ansiada normalidad, hay a quien por un oído le ha entrado y le ha salido por otro.

Sinceramente, todos hemos sido -y seguimos siendo, aunque menos- jóvenes y a todos nos ha gustado una fiesta y algo de desfase, pero claro eso fue antes del coronavirus. Que sí, que los que apenas llegan a las dos décadas de vida llevan algo más de un año encerrados en sus casas, pero es que así hemos estado todos, sin poder celebrar, sin poder viajar -no hace falta recordar todo lo mal que lo hemos pasado todos-, y por unos pocos no se puede empeorar la situación. Más aún ahora que el ritmo de vacunación ha alcanzado una cierta rapidez y estemos cada vez más cerca de dejar atrás la mascarilla y poder abrazarnos o, simplemente, cambiar el saludo del codo por el de los dos besos de toda la vida.

Es un esfuerzo más que todos debemos llevar a cabo, en este caso, sí que merece la pena, por mucho cansancio acumulado y agotamiento mental que llevemos arrastrando. Poco a poco estamos saliendo de esto. Vamos a entenderlo, vamos a comportarnos y no fastidiar a los demás, que en esto estamos todos juntos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios