Crónica Personal

Desconcertante Rivera

Si el propio líder reconoce que él mismo da vueltas a la dimisión, es más que probable que incite así aún más a la desbandada

En política, como en el boxeo, hay que salir a la arena con el ánimo exultante, negando la posibilidad de derrota aunque esté cerca el noqueo, y haciendo con los dedos la uve de la victoria. Bajo ningún concepto se puede poner en valor la fuerza del adversario sino que, por el contrario, se debe presentar como un rival pusilánime.

Esa actitud, que no falla en los contendientes políticos, convierte en desconcertantes las declaraciones de Albert Rivera en las que dice que si tuviera que dimitir no le preocuparía nada, porque tiene salidas profesionales fuera de la política y recuerda que hizo la carrera de abogado y se ganaba bien la vida antes de crear Cs.

Insólito. Tanto, que ha provocado que inmediatamente se haya dado por hecho que si se cumplen los malos pronósticos que apuntan los sondeos, la noche electoral Albert Rivera hará pública su renuncia como secretario general de su partido y anunciará que deja la política. Rivera además ha adelantado acontecimientos: al hacer un panegírico de Inés Arrimadas y poner en valor su capacidad política y de liderazgo, ha dado a entender que si él se viera obligado a dimitir la dirigente catalana sería una gran sustituta.

No sólo los periodistas con experiencia en seguir los avatares políticos se han sorprendido por las declaraciones de Rivera, porque no hace falta ni leer entre líneas para deducir que piensa en la salida si le vienen mal dadas el 10 de noviembre y porque esas declaraciones llegan en el peor momento, en plena campaña electoral, justo cuando hay que medir más que nunca las palabras, cuando es obligado transmitir que hay partido aunque las encuestas digan lo contrario, y porque además, en el caso de Ciudadanos, cualquiera advierte que hay un movimiento creciente de abandono. Muchos de sus votantes se inclinan por el PP porque es el partido del que proceden la mayor parte de sus militantes, pero también los hay que se sienten tentados por un Pedro Sánchez que, sabiéndolo, ha dado un giro al centro que no se sabe si lo mantendrá tras el 10-N. Pero en cualquier caso las declaraciones de Rivera llegan cuando Ciudadanos no atraviesa la mejor de las situaciones: cuando muchos de sus votantes se preguntan si es inteligente seguir dando su confianza al partido. Si el propio líder reconoce que él mismo da vueltas a la dimisión, es más que probable que incite así aún más a la desbandada.

Rivera lleva tiempo sin definir dónde situa a Ciudadanos. Esta vez ha ido más lejos al dar entender que tras la indefinición puede llegar la ausencia.

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