Desahucio… a la prieguense

Además de las formas de desahucio de todos conocidas, existe otra: La dimanante de la llamada aritmética parlamentaria

Hace una semana aludimos a una breve clasificación de los desahucios. Nos parecía que había dos clases: Por una parte, los efectuados con la apoyatura jurídica de una disposición judicial. Por otra, aquellos que lo fueron por efecto de una patada en la puerta a cargo del okupa de turno.

Reconozco, humildemente, no haber sido precisamente atinado en la diagnosis: Los desahucios a los que hemos aludido no son únicos. Existe, como mínimo, otra forma de lanzamiento. Posiblemente legal. Pero injusto a rabiar. Ejemplo: Es de dominio público que una inquilina y titular de una alcaldía de un Ayuntamiento andaluz va a ser desposeída -lanzada- de la alcaldía que, en buena lid, le otorgaron las urnas. Nos referimos a María Luisa Ceballos, del PP. La formación política a la que pertenece fue la más votada. Ouséase: Fue la ganadora. Los demás, perdedores. La formación que siguió al PP en votos fue el PSOE que, en número de concejales, solo obtuvo la mitad más uno.

El desalojo es posible porque los perdedores -PSOE, PA y Participa Priego (de la que se viene predicando su afinidad con Podemos)- se han puesto de acuerdo.

Sin embargo -y por lo que hemos podido comprobar- los prieguenses (incluyendo a muchos militantes o partidarios de la oposición política) no sólo dudan de los dichos aspirantes a gestores sino que están totalmente en contra de la medida política de desalojo. Por varias razones. Entre otras: María Luisa es muy querida e inspira confianza. Es de dominio público que, mientras otros políticos pierden el culo por irse a Madrid, ella renunció al traslado y las prebendas que implica. Todo por su Priego. Además, parece razonable no fiarse de quienes se ponen de acuerdo para desalojar a María Luisa y no pueden ponerse de acuerdo en la solución de los problemas internos que les acucian, que no son pocos.

Lo dicho: Además de las formas de desahucio a las que hemos aludido, existe otra: la dimanante de la llamada aritmética parlamentaria, que permite -en contra de la lógica y del sentido común- que la suma de los perdedores suministre ganadores y no más perdedores. En este supuesto, con unas víctimas concretas: Los prieguenses.

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