22 de abril 2024 - 00:30

No es sorpresa que los nacionalistas hayan ganado en el País Vasco. La verdadera preocupación que deberíamos tener es el apoyo residual de los partidos españoles allí. Otro Patxi gobernó una vez. Y hubo otro PP. La suma de votos obtenidos por PSOE y PP, incluso de escaños, es inferior a la cifra obtenida por el segundo nacionalista en liza. Un detalle no menor a tener en cuenta, además, es que la representación de los dos está ligeramente sobrerrepresentada, dada la particularidad de que las tres provincias vascas otorgan la misma representación cada una, de modo que Álava, donde más votos obtienen los partidos nacionales, aunque pierdan, arroja escaños más baratos que Guipúzcoa o Vizcaya. Y ni aún así.

Por barrios todo igual, pero confuso. El PNV retrocede, pero, dadas las expectativas, aguanta. Bildu sube un disparate, pero, dadas las mismas expectativas, no logra una victoria rotunda. El empate técnico entre nacionalistas y los pobres datos del PSOE y PP dificultan las lecturas, aunque no impiden la formación de un gobierno y que todo siga igual, sin romperse. Reeditar el gobierno de coalición PNV-PSE es posible por escasísimo margen, pero la rentabilidad es cada vez menor. De cualquier forma, una cosa es segura: la coalición de gobierno en Madrid entre PSOE y Sumar, apoyada por todo el arco nacionalista del Congreso sí sale rentable, aunque no sea directamente al PSOE y a Sumar, sino justo a los socios que los soportan.

Titulares amigos de Pedro Sánchez no tardaron en apuntalar en positivo que el PSOE sería decisivo en la formación del gobierno (de su socio PNV, se entiende, en detrimento de su también socio Bildu). Los mismos titulares amigos de Pedro Sánchez, viendo que la cosecha se movería en la docena corta de sillones, bastantes por la mínima para guardarse algún departamento del nuevo gobierno vasco apuntalado, incluso tiran la casa por la ventana cuando señalaron que el PSOE consolidaba su tercera posición. O sea, que está bien eso de haber perdido la segunda posición, amén de un chorro de votos, en favor de Bildu, hace alguna elección, y no recuperar la posición ni el orgullo. Para nota. El PSOE con Sánchez en las cuatro últimas convocatorias electorales arroja este saldo: perdedor en las municipales de 2023, perdedor en las generales de 2023, tercero sin papel en Galicia, tercero con suerte en Euskadi. Demoledor escenario electoral que solo salva Sánchez, el mejor activo perdedor de la historia, porque gobierna apoyado por los nacionalistas, cuyo proyecto, legítimo sin duda, no es el conjunto del país. No dejo de preguntarme con qué se pagará el atronador silencio socialdemócrata militante ante el tremendo deterioro político, electoral e ideológico que protagoniza este tipo y cuánto nos tocará a los demás, socialdemócratas a secas.

Demócratas constitucionalistas de un país llamado España: digo yo que habrá que organizarse. Que se cargan el invento.

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