La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Débil, derrotado y humillado

El PSOE y él se han tragado lo de que se puede dialogar mejor con un Pedro Sánchez débil y derrotado

Sesgún la RAE sanchopancesco significa falto de idealidad y acomodaticio. Puede observarse una llamativa proximidad entre el sanchismo, que es esa malformación del socialismo llamada Pedro Sánchez, y lo sanchopancesco en la medida en que lo que ha caracterizado y caracteriza la actitud de Pedro Sánchez es esa falta de idealidad y ese carácter acomodaticio. Sé que unir a Sancho y a Sánchez, y lo sanchopancesco con el sanchismo, es injusto. Mario Vargas Llosa ha reivindicado a Sancho Panza como "una figura más emblemática de la cultura democrática" que el lunático caballero al que sirve, advirtiendo que "negar la realidad es bueno para crear, pero no para organizar la sociedad". Ignorando esta justa reivindicación del sentido común del escudero, porque el realismo democrático no es lo que caracteriza a Sánchez, me atengo a la establecida por la RAE de falto de idealidad y acomodaticio.

No se ofende pues ni a la verdad ni al personaje identificando el sanchismo con lo sanchopancesco y fundiéndolos en el palabro sanchopancismo, que definiría una nueva forma de hacer política. ¿Qué la caracterizaría? El mantenerse a flote a cualquier precio (ya lo pague su partido o la nación), la ambición agravada por la falta de conciencia sobre los propios límites y el exceso de amor propio en su primera ("amor que alguien se profesa a sí mismo") y no en su segunda ("afán de mejorar") acepción; o, más aún, en el sentido que le da Pascal: "La naturaleza del amor propio o amor de sí es no tenerse en consideración más que a sí mismo".

Curiosamente en Sánchez, o en el sanchopancismo político, este amor propio o de sí ignora las afrentas, o finge hacerlo, con tal de alcanzar sus objetivos. El último y muy llamativo caso es el de su actitud frente al insultante desplante chulesco de Rufián. Nada demuestra mejor la falta de idealidad y el carácter acomodaticio de Sánchez que sus tragaderas frente a la chulería de Rufián. Tras las elecciones le dijo que pasaría a la historia "como un irresponsable y un negligente". Pero mucho peor es lo que ha dicho sobre el apoyo de ERC a la investidura: "Cada vez que hemos visto a un Pedro Sánchez débil y derrotado, se le puede llegar a sentar en una mesa de diálogo". El PSOE y Sánchez se han tragado esta humillación: "no iremos a una negociación sin esperanza" ha dicho Lastra. Curioso esto de llamar esperanza a la desvergüenza.

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