Crónica Personal

Covid: no es un problema de Sánchez

Cuando se ha puesto la cosa fea, el Gobierno ha hecho dejación de funciones para trasladarlas a las autonomías

Todos los jefes de Gobierno europeos tienen la lucha contra el coronavirus como la máxima preocupación. Excepto el español, que está en sus cosas.Tras la aparición del coronavirus, Sánchez decidió que el Gobierno asumiera las competencias de Sanidad transferidas a las autoridades autonómicas, y que La Moncloa marcara las pautas de comportamiento. Lógico, se trataba de una pandemia. Una vez asumida esa plena responsabilidad, Sánchez prácticamente desapareció del mapa y dejó todo el protagonismo al ministro de Sanidad y a Fernando Simón, campeón de los memes este dramático 2020, lo que demuestra su escasa idoneidad para ser la cara representativa de la pelea contra una pandemia letal con docenas de miles de muertos.

Finalizado el confinamiento, Sánchez provocó una nueva polémica política con las sucesivas prolongaciones del estado de alarma y soltó la famosa frase de que habíamos vencido al Covid y España salía fortalecida tras la pandemia. Falso de toda falsedad. Debió advertir de que no era momento de triunfalismos y devolvió a los gobiernos regionales las competencias sanitarias. Se quitaba problemas de encima, pero se guardaba la baza de pronunciar la última palabra, ante la irritación de más de un presidente regional, incluso de su partido, cuando daba instrucciones a Illa y Simón para anunciar determinadas iniciativas del Gobierno aun contra el criterio mayoritario de las autonomías.

Vivimos ahora un nuevo capítulo. El de las Navidades, con instrucciones que cambian día a día porque cada comunidad decide según la situación que sufren los ciudadanos de su territorio, y con un Ggobierno que se lava las manos para no contaminarse con el caos que ha organizado él mismo. A ese capítulo hay que añadir que en el Reino Unido ha aparecido una cepa desconocida hasta ahora, aunque algunos científicos creen que se trata de una mutación. Sus efectos son los mismos, pero la capacidad de transmisión es muy superior.

Diferentes países europeos han tomado medidas de precaución. El Gobierno, como si estuviera a la espera de que los 17 gobiernos autonómicos decidan qué hacer con los vuelos británicos que llegan a sus aeropuertos, no lo hizo hasta la tarde de ayer.

No hay un solo primer ministro europeo que haya gestionado bien la lucha contra la pandemia, incluida la casi siempre eficaz Angela Merkel. Pero al menos, han puesto todo su empeño en hacer las cosas bien. Aquí, en cambio, se ha hecho mal desde el principio y, cuando se ha puesto la cosa fea, simplemente ha hecho dejación de sus responsabilidades para trasladarlas a las autonomías. Y el que venga detrás, que arree.

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