Mensaje en la botella

Córdoba, la base y el futuro

Estamos poco acostumbrados por estas tierras a las buenas noticias, sobre todo si se trata de actuaciones que vienen desde el ámbito de lo público. Nuestro rol en las últimas décadas ha tenido más que ver con la decepción -muy lejos queda, pero aún duele, la Capitalidad Cultural Europea- o con aprovecharnos de inversiones pensadas mayormente para otros puntos de la geografía andaluza, pero que nos beneficiaban colateralmente, de rebote. Por eso, la foto del pasado viernes en el Salón de los Mosaicos del Alcázar de los Reyes entre la ministra de Defensa, el presidente de la Junta de Andalucía y el alcalde adquiere un simbolismo tan extraordinario. Que Córdoba sea la sede de la base logística del Ejército de Tierra y que el protocolo para su puesta en marcha se haya rubricado en la ciudad era algo impensable hace algo más de un año, por lo que la ilusión que ha generado está más que justificada.

Los números los hemos repetido en más de una ocasión: más de 350 millones de euros de inversión y 1.600 puestos de trabajo, todo ello en una de las ciudades con más paro de España y con el vergonzante honor de tener cinco barrios entre los 15 más pobres de todo el país. A todo ello hay que sumar el valor añadido de que Córdoba será una de las capitales de referencia en materia de Defensa y el desarrollo industrial y urbanístico que una iniciativa de este calibre va a generar en la provincia. De hecho, La Carlota también es parte activa de la base logística y aportará suelo para el desarrollo empresarial y tecnológico.

Por mucho que se haya insistido en los últimos 12 meses, gran parte del éxito de la base logística tiene que ver con la colaboración institucional, con el trabajo conjunto de distintas administraciones que, pese a estar gobernadas por partidos ideológicamente enfrentados, han sabido dejar a un lado las zancadillas entre ellas para remar en la misma dirección. Permítanme aquí un matiz, como es que todos estemos alabando la lealtad entre instituciones como algo llamativo y digno de elogio, cuando debería ser lo habitual entre dirigentes a los que pagamos todos -y muy bien, por cierto-, independientemente de nuestro voto.

Pero además, la rúbrica del convenio de la base logística ha generado una sensación de tranquilidad en gran parte de la sociedad cordobesa, ya que a nadie escapa que la designación de la ciudad ha venido precedida de una polémica -muy politizada- que incluso llevó a pensar que el proyecto podría correr peligro. Por fortuna, la decisión ha estado siempre en manos de técnicos y profesionales del Ministerio de Defensa, que no se han dejado amedrentar por presiones u otros factores y que se han mostrado firmes en la elección de Córdoba para acoger este espacio tecnológico.

¿Y a partir de ahora, qué? Pues está claro que trabajar, si es posible incluso con más diligencia y lealtad. Porque no estamos sobrados por estos lares de iniciativas de esta relevancia y Córdoba no puede dejar escapar la oportunidad que se le brinda para salir de una situación que no es la que merece, pero en la que estamos por responsabilidad de muchos, incluidos los propios cordobeses. Si nuestros dirigente empiezan a hacer cuentas y cálculos electorales con un proyecto tan a largo plazo como el de la base logística, es que siguen sin enterarse de nada y de cuál es la realidad económica, empresarial y laboral de Córdoba.

Con todo lo expuesto hasta aquí, cobra más importancia si cabe la frase del alcalde de Córdoba, José María Bellido, quien dijo en su discurso tras la rúbrica del acuerdo que "hoy arranca la Córdoba del futuro, la Córdoba que se va a situar a la altura de su historia". Ojalá que acierte en su presagio, sobre todo por lo mucho que nos va en ello.

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