La presidenta de la Junta no debería hacer campaña partidista con fondos públicos. O sea, moverse compulsivamente por Andalucía, como hace estos días con un séquito pagado para que gobierne, y preparar las elecciones sin convocarlas. Quizá sea tan legal como el máster de Casado, pero resulta tan reprobable desde el punto de visto ético como el trato de favor al líder del PP.

Todo es preelectoral en la política andaluza. Una etapa que la presidenta transita en clase preferente, con cuatro o cinco actos públicos diarios en provincias diferentes. Lo mismo inaugura unos grandes almacenes de ropa barata, que un tramo de carretera, que un congreso de biotecnología, que se hace una foto con un corderito en una feria agroganadera, que entrega la medalla turística a un VIP mediático, que se hace otra foto con el feminismo oficial, que visita una escuela de hostelería, que preside la apertura del curso académico… De turné electoral con el mayor de los desahogos por Sevilla, Málaga, Granada o Córdoba. Precampaña con cargo al presupuesto, mientras los demás lo hacen por cuenta propia.

Casado ha querido meter cabeza; ha lamentado en Twitter que el PSOE lleve cuarenta años en el poder en Andalucía. Acto fallido; llevará 40 cuando termine la próxima legislatura, si sigue gobernando, como parece por los sondeos. El presidente del PP decía que eso es una anomalía y el aparato socialista regional se ha dolido a lo Neymar; lo considera nada menos que "un ataque a Andalucía". Pero el término es correcto. La primera acepción de anomalía en el diccionario de la RAE es "desviación de una regla o uso". Y en ninguna de las otras 16 autonomías el mismo partido ha gobernado ininterrumpidamente. Como prueba de que estamos en una precampaña no declarada, Susana Díaz en persona le ha contestado, entrecomillando algo que no había dicho Casado: que los andaluces fuesen de "peor condición" por esa discrepancia electoral. El PSOE andaluz se pone muy nacionalista en campaña.

Podemos también toma posiciones, sin primarias. Su líder gaditana Teresa Rodríguez ha anunciado que se presentará por Málaga. El paracaidismo nacional ha caído sobre Andalucía en todas partes, con todo tipo de uniformes. Podemos hasta lanzó sobre cielo almeriense, sin éxito, a un general del Aire. Y precisamente Cádiz ha sido una cómoda pista de aterrizaje para mucho VIP político. Desde Rato del PP a Rubalcaba del PSOE, desde el andalucista Rojas Marcos al socialista Manuel Chaves. Ahora es Cádiz la provincia que exporta una candidatura cunera. Ya le toca. Rodríguez dice que lo hace para parar a la derecha. Pero no, lo que intenta es ganar al PSOE en la segunda provincia en número de diputados, un distrito en el que los socialistas flaquean en organización y liderazgo.

Habría que pedirle a la presidenta que deje de hacer campaña bajo cuerda y convoque ya. Está todo listo.

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