Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

El Congreso del PP

Lo importante es que el PP acierte en la elección, porque el desafío catalán es nuestro principal problema

Hoy jueves es el día fijado para comenzar el proceso electoral que desemboque en un nuevo presidente/a del partido, cargo vacante por la dimisión del que lo ha sido casi 14 años. En su caso, la presidencia la ostentó por la designación del anterior presidente, José María Aznar, y se dice que la ocasión de ahora es la primera en la que el máximo cargo del partido es elegido y no designado. Esto es cierto, en cuanto se refiere al PP, pero cuando se denominaba AP, dimitido Fraga en 1987, tuvo lugar una contienda electoral para la presidencia entre Miguel Herrero de Miñón y Antonio Hernández Mancha, que ganó este último.

El Congreso a celebrar reviste especial importancia, porque se ha convocado no cuando tocaba, sino como consecuencia de la dimisión de Rajoy que es, a su vez, consecuencia de haber perdido el Gobierno por la moción de censura que le presentó el PSOE. No ha empezado este Congreso con buen pie, porque otro gallego, Núñez Feijóo, al que se le suponía el delfín, renunció a la lucha electoral so pretexto de agotar su mandato en la Xunta. Luego se ha significado, con indisimulada satisfacción de algunos, que los 869.430 afiliados de los que presumía el PP se han quedado reducidos a 64.523, que son los que tienen derecho a votar. La crítica es justa, pero tiene una explicación: los organizadores del Congreso no se han molestado en animar el celo de los afiliados, pidiéndoles que se inscriban para el voto, o han sido las sedes locales las que no han difundido suficientemente que se podía votar pagando 20 euros. Sabido es que la cultura de la afiliación (y el pago de la cuota) disminuye mucho en los partidos de centro-derecha, respecto a los de izquierda.

Lo importante es que se acierte en la elección, porque el desafío catalán es nuestro principal problema. Se trata de una rebeldía permanente, por no llamarla rebelión y se invoca continuamente el resultado del 1 de octubre como legitimador de la independencia. Y como ya tiene Pedro Sánchez el juguete que quería, debiera mostrar algo más de firmeza porque los políticos presos dejarán pronto de ser presos, pero no políticos que insistirán en su demanda. Quisiera que Borrell, su ministro de Asuntos Exteriores, recordase lo que me dijo en Sevilla, cuando estuve atendiéndole, porque llegó demasiado temprano al acto de presentación de su libro Las cuentas y los cuentos de la independencia, en un acto organizado por el Grupo Joly. El título es explicito.

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