Crónica Personal

Cifuentes tiene razón, pero...

Con lo fácil que era pedir humildemente disculpas y renunciar a un máster que apenas aportaba nada

Cristina Cifuentes tiene razón cuando dice que no está imputada, que no ha falsificado su titulación -lo han hecho otros- y que no ha incumplido los acuerdos de gobierno firmados con Ciudadanos. Tiene razón, a no ser que los fiscales que investigan todo lo relacionado con su polémico máster digan lo contrario. Pero en política las cosas funcionan de manera distinta a otras profesiones.

Se ha repetido hasta la saciedad estos días que un ministro alemán ha tenido que dimitir cuando se demostró que había copiado páginas de su tesis doctoral sin citar fuentes. Cifuentes se matriculó en un máster, llegó a un acuerdo con el director para no asistir a las clases a cambio de entregar los trabajos correspondientes, lo que es habitual en másteres no excesivamente rigurosos, y asegura que cumplió con todo lo pactado. El problema se plantea cuando no aparece rastro de su paso por el máster, se han falsificado unas firmas, "reconstruido" unas actas y no aparece un trabajo que demostraba que había cumplido con todo lo pactado. Y el problema, sobre todo, es que Cifuentes no fue capaz de medir las consecuencias de su empecinamiento en presentar documentos que le facilitó la Universidad sin advertirle que las firmas no eran auténticas, ni el empecinamiento en decir que había cumplido con todos los requisitos, lo que ha colocado en una situación imposible a la Universidad, a su partido … y a ella misma. Cuanto más acuse a sus adversarios, peor. Cuanto más insista en que es víctima de una maniobra, peor.

Días atrás se planteó una polémica en el interior de la catedral de Mallorca. Ninguna familia sufriría una crítica exacerbada porque una nuera se resiste a que su suegra se haga fotos con sus nietas. Sin embargo, hizo un daño serio a la Corona, hasta el punto de que se intentó paliar con una "contra aparición" que demostraba hasta qué punto la institución consideraba serio el asunto. Con Cifuentes, y es algo que no acaba de comprender la presidenta madrileña, ocurre lo mismo: los políticos gozan de privilegios, pero a cambio las exigencias sobre su comportamiento público y personal son muy superiores al resto de los mortales. Por eso es importante acudir a clase y realizar los trabajos necesarios si se busca un título para el currículum. Más todavía cuando éste va a ser analizado con lupa y, si algo no es correcto, quien sufre las consecuencias es el partido al que se pertenece o la universidad a la que se ha acudido.

Con lo fácil que era pedir disculpas y renunciar humildemente a un máster que apenas aportaba nada a su titulación universitaria y a su trayectoria …

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