Hace unos años, cuando en Capitulares mandaban otros, se especuló con que una gran compañía norteamericana de distribución -sí, la misma que acabará por arrasar el comercio de barrio y que apenas paga sus impuestos aquí- podría establecer su megabase logística para el sur de España en Córdoba. Nuestras ilusiones, o las de muchos, cayeron, y ya sabemos que no lo hizo y que Dos Hermanas fue la agraciada.

Aunque la causa fue la falta de suelo idóneo y no otra, la tentación de echar la culpa a quien gobernaba era demasiado fuerte. Y por supuesto se le echó la culpa a quien llevaba el urbanismo entonces, acusándole de ahuyentar inversores y de falta de gestión; la misma, no nos engañemos, que la que hay hoy. Como en política el fondo no resulta ser lo esencial, ha pasado a ser más importante lo que parece que lo que realmente es, y más de uno compró aquel razonamiento -llegando a exprimirlo incluso hasta nuestros días desde diferente ubicación y responsabilidades-. Y la mera posibilidad de que esa misma compañía instale un almacén como el que construirá en Jaén o El Puerto de Santa María -nada que ver, alguien tendrá que decirlo, con la base de Dos Hermanas- ha llevado a alguno a decir que eso nos situará en La Champions.

Hay veces que las casualidades son caprichosas, y justo el día en que algunos nos colocaban en la Champions, conocíamos que ya son cinco los barrios de Córdoba que están entre los quince más pobres de España y que, Linares aparte, estamos también a la cabeza de la clasificación en tasa de desempleo. El ranking es duro y cada uno sabe con qué titular se queda. Porque parece que, por desgracia, estamos en la Champions, sí, pero no en la que nos quieren vender.

También estamos en los primeros puestos del sonrojo, en la Champions del bochorno al conocer que cientos de vecinos de Córdoba, en las Jaras, lleven sin poder ducharse desde el lunes -confío que hoy domingo ya lo hayan podido hacer-. De la Champions del cuento es que se anuncie la construcción de un parque en tres meses con fotos y fanfarria y cuatro meses después no se haya iniciado la obra. De la Champions de la vergüenza más absoluta, insisto, son los datos sobre los barrios pobres de nuestra ciudad o las insultantes cifras de paro.

Yo, de Champions sé poco, soy bética y cordobesa, ya pueden hacerse una idea, pero me conformo con que juguemos dignamente nuestra liga, partido a partido y resolviendo, que tenemos muchos puntos pendientes por ganar aquí.

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