LA llegada de Carlota Álvarez Basso a la gerencia de la Fundación Córdoba Ciudad cultural promete darnos grandes momentos de gloria y serios problemas pecuniarios. El ímpetu y las ganas con las que ha llegado a Córdoba ya tienen a más de uno de los nervios, por cuanto su plan de actuación colisiona con los intereses de Junta, Ayuntamiento y Diputación -la idea es que ella capitalice todos sus grande s proyectos culturales- y además quiere fondos para realizarlos. Y es que unas administraciones como las nuestras, en las que para andar un paso se reúnen los caminantes 2.500 veces, no están acostumbradas a tanta velocidad. Así no es de extrañar que un dirigente de una de las tres confesara el otro día en voz alta: "A ver cuánto nos va a costar ésta ahora".

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