El fuste

De / Jesús Cabrera / Jcabrera@ Eldiadecordoba.com

Canto a la fruta antigua

SERÍAN más feos los peros antiguos, pero sabían a manzana. La fruta de hace un tiempo era desigual, de colorido variable, de tamaño, a veces, descompensado, pero conservaban los secretos de siempre, ajena a las adulteraciones que estaban por venir. Un supermercado del Centro anuncia melocotones auténticos, como si los demás fueran de plástico. Pero no, lo que este establecimiento anuncia es el melocotón de siempre, aunque el kilo esté por encima de los tres euros, sin trampa ni cartón. Las manipulaciones genéticas, los invernaderos y las cámaras frigoríficas han hecho especies perfectas, apetecibles a la vista y disponibles durante todo el año. Pero en el momento en que se les hinca el diente se descubre el pastel y toda la atracción que nuestra memoria conserva de la fruta de verdad se desmorona sin remisión. Por eso, el reclamo de la fruta auténtica es positivo, siempre que no te la vendan a los sones de Nerva.

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