Hace ya algunos años, un… conocido responsable de la res publica nos sorprendió con el enunciado de una expresión de las que hacen época: "la justicia es un cachondeo". Nos espetó. En todo caso -y por mor de la susodicha expresión, que ya es historia- el autor de tan…iluminado aserto (!) hubo de hacer frente a algunos problemas con la justicia.

-¿Estaría justificada la cualidad de "cachondeo" que el susodicho "responsable" político predica de la Justicia? En todo caso, y a juicio de Las Tendillas, el término "cachondeo" no precisa de justificación alguna en este supuesto. Según la RAE, (el término) no es más que un nombre masculino "coloquial". En consecuencia, no entraña connotaciones peyorativas. Mucho menos, susceptibles de reproche penal.

Sobre todo, tenemos que reconocer que la actuación de la Justicia no está resultando precisamente… ejemplar en algunos casos. No en todos, por fortuna: Todos tenemos conocimiento de la insólita y draconiana actuación del TS que, en un procedimiento sin precedentes, ha decidido rectificar una sentencia contra la que no cabía recurso alguno por su firmeza. Otro caso, reciente y no menos escandaloso, nos viene servido por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDHE). Resolvió por unanimidad, que un terrorista juzgado en España fue objeto de una sentencia condenatoria que registra "…una violación del derecho a un juicio justo [que recoge] el Convenio Europeo de Derechos Humanos".

Especialmente sangrante nos parece el Caso de don Javier Gómez de Liaño y Botella. Un magistrado (en excedencia) muy conocido, muy querido y de un extraordinario prestigio entre todos los funcionarios de la carrera judicial y entre los que no somos. Fue juzgado y condenado por unos magistrados que él había recusado formalmente. Pero la pretendida recusación no prosperó… hasta que el vergonzoso caso llegó a Estrasburgo donde, con la claridad del sol de medio día (en el decir de Las Partidas) el TEDHE condenó, por unanimidad, a España por la falta de imparcialidad del tribunal español que había juzgado al magistrado.

Los casos arbitrarios que se conocen parecen justificar las críticas a la Justicia. Pero, ¿pueden existir otros casos, que desconozcamos, en los que la imparcialidad brille por su ausencia?

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