Cuchillo sin filo

Pedro Caballero Infante / Caballeroinf@hotmail.com

Cabrillas

DECIR a estas alturas que a las maris el tema de enfermedades le gusta más que a un tonto una tiza es un pleonasmo. Es curioso cómo, por desdramatizar sus males, magnifican el de los otros al mínimo motivo que este les dé.

-Hija de mi arma… ¡qué cantidá de cabrilla!

- te doy cuarto y mitá que las jaga con tomate.

Las antagonistas, originarias de dos provincias andaluzas muy distintas y distantes, que no se pueden ver, utilizan esta palabra con doble sentido para dar por saco. Igual que mixto o velillo es cerilla o cerillo, en otras provincias, la palabra cabrilla refiere un gasterópodo comestible o dilataciones venosas de las piernas.

La pulla de Conchi hacia Elvira sólo lleva retranca estética, pero para el boticario es algo más serio, ya que recuerda cómo su madre hubo de ser amputada de ambas piernas por problemas varicosos y diabéticos. Así que aprovecha para aconsejarla sobre esta patología que va más allá de la simple estética.

-Estas alteraciones de la piel van desde las telangectasias hasta las varices.

-¡Vaya nombre... jaserse la picha un lío!. ¡Menos que son cosa de mujere!, dice Aurelio.

-Pues mira por donde tu tienes la cara llenita.

-¿De cabrilla?

-De telangectasias.

-No me asuste usté, leche.

El boticario lo tranquiliza al explicarle que este nombre tan raro está referido a la dilatación de los pequeños capilares de la cara y la nariz.

-Una napia valdepeñosa de toa la vía. ¡Yo creo ques argo!

Don José está sorprendido por el problema de Elvira, ya que en invierno lleva siempre medias de color negro guardando un eterno luto a su padre fallecido hace muchos años.

-¡Como que ere más ransia quer tosino papá!

-¡A mucha honra! ¡No como otra que se fueron de romería con er cuerpo der suegro entoavía caliente!

-¿Eso va por mí... ?

El caso es que ahora, con las piernas al aire, sus problemas circulatorios son más ostensibles y el boticario observa protuberancias venosas de mal aspecto en las corvas.

-¿Cuánto tiempo hace que no controlas tu diabetes?.

-Yo me hise los úrtimo analí después de la Navidá.

Como Elvira le transmita que está controlada con el antidiabético oral el boticario le riñe:

-¿Tú crees que esto es como el frío y el calor? Si el café está ardiendo le echo un poquito de leche fría y viceversa... ¡La diabetes es una cosa muy seria!

Y escoge este momento para, con toda la intención del mundo, atemorizarla diciendo que una úlcera en un pie diabético es el pródromo de una necrosis. Como vea que ha sido demasiado cursi les dice:

-¡Una gangrena!

-¡Coño, ¿me se vá caé la narí por darle ar mostagán?

-No es tu caso, Aurelio.

Y pasa de nuevo a Elvira, de la que sabe que es soltera despegada de los compromisos sociales y sentimentales por lo que se atiborra de comida.

-¡Qué verdá Ervira!

-¿Qué verdá de qué?

-¡Que te lo come tó!

-¿Yo... ?

-¡Leche, ayé, hablando de cabrilla, en Aquilino te pusiste a mojá sarsa que te iba llevá hasta er sello de la vajilla!

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