EL cargo público que desprecia las potencialidades que el turismo religioso puede aportar a su localidad se equivoca de parte a parte. Esto es algo que tienen claro los mandamases de algunos municipios que han visto lo positivo que es para la economía local respaldar estos hechos sin alterar sus esencias. Montilla tiene este año una excelente oportunidad con el año jubilar de San Francisco Solano que se abrió solemnemente el pasado martes. La figura de Solano junto a la de San Juan de Ávila son dos referentes fundamentales que trascienden a la propia localidad. De forma permanente son numerosas las personas que acuden desde los más diversos puntos geográficos para conocer los lugares en que se desenvolvió la vida de ambos santos. Además, tanto Solano como Ávila tienen proyección más allá de las fronteras locales y son sumamente conocidos, puesto que el primero goza de diversos patronazgos en Perú y el segundo es el patrón del clero español. El Consistorio montillano es consciente de la importancia de este año jubilar que se podrá completar el día en que la Santa Sede conceda a San Juan de Ávila el reconocimiento como doctor de la Iglesia. Ambas circunstancias tienen la suficiente entidad para sumarse a los encantos ya conocidos de esta localidad cordobesa si de verdad quiere apostar sin complejos por la promoción de sus auténticos valores, aunque sean religiosos.