ANUNCIARON que en 18 meses se alzaría el nuevo hotel Córdoba Palacio sobre el solar del antiguo Meliá, y así ha sido. Informaron de que abriría sus puertas el 15 de mayo, y no se han equivocado. Así da gusto. Cuando las riendas de los proyectos están en manos de la iniciativa privada los plazos pasan a ser cumplidos sin demoras injustificadas, sin dilaciones inexplicables, sin retrasos arbitrarios. Podrá gustar más o menos el aspecto exterior del edificio -el propio presidente de Prasa dejó ayer abierta la puerta a su cambio-, pero lo cierto es que la inauguración de un nuevo hotel es siempre una buena noticia. Cuando en buena parte del año es prácticamente imposible encontrar una habitación - no hay más que descolgar el teléfono y hacer la prueba- y cuando en otros momentos los precios se disparan hasta el absurdo, el enriquecimiento de la oferta hotelera es también un momento para la alegría.