Las dos orillas

José Joaquín León

Bibiana fue una 'embriona'

ENTRE los lemas más utilizados en la manifestación contra el aborto, que tuvo lugar el pasado domingo en Madrid, hubo uno curiosón: "Yo fui un embrión". Esto es una verdad evidente. Todos hemos sido embriones en algún momento, aunque dejamos de serlo con el tiempo. Por consiguiente, es obvio que quien se carga un embrión puede dejar sin vida, no a un lince como el del cartel, sino a un niño o una niña, que con el paso del tiempo incluso podría ser ministro o ministra. Es difícil llegar, pero a veces pasa. Por eso, creo que el lema de la manifestación era mejorable. A la ministra Bibiana Aído la pusieron de cualquier manera, de "infanticida" para arriba, pero hubiera sido más fino un lema central e ilustrativo del caso: "Bibiana fue un embrión".

-Bibiana fue una embriona, que diría ella.

En realidad, sí. Bibiana fue una embriona de Alcalá de los Gazules, pueblo de buenos dirigentes, como su señor padre, don Francisco. Pero Bibiana se puede convertir en una víctima más del aborto. Cuando la pusieron para que dijera esas cosas de las niñas de 16 años que podrían abortar sin permiso de sus padres, se vieron muy claras las intenciones de Zapatero. Desde el primer momento de su concepción como ministra, el señor presidente está haciendo todo lo posible para abortar la carrera política de Bibiana, por razones psicológicas. No sale de un lío cuando ya se ha metido en otro.

Todos le auguraban muy buena carrera. Se decía que Manuel Chaves la nombraría consejera, después de su paso por la Delegación Provincial de Cultura de Cádiz, donde lo hizo bastante mejor que las dos que la han seguido luego. Se decía también que sería la candidata del PSOE frente a Teófila Martínez para disputarle la Alcaldía de Cádiz en 2011, justo en las vísperas del Bicentenario de la Constitución de 1812. Pero el presidente Zapatero tenía otro proyecto: abortar la carrera de Bibiana, nombrándola para un ministerio fantasma cuando todavía era un embrión de ministra. Fue un desliz del presidente, y ahora ella paga las consecuencias.

Cuando la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, pasó por el Foro Joly el pasado lunes, algunos vimos claro que Zapatero también tiene algunos ministros que saben lo que hacen y lo que dicen. Pocos, pero hay algunos. Y fíjense que casi nadie critica a Cristina, la ministra discreta, que no se ha quemado ella sola en ninguna pira, ni siquiera con los antisistema que la lían a cuento del plan de Bolonia. Cada cual tiene su papel. El de Bibiana es cargar con la nueva ley del aborto y decir paridas, aunque eso la obligue a abortar su propia carrera de política en el plazo legal de cuatro años, si así lo dictamina el comité de expertos de su partido.

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