Tinta y borrones

Becarios

Que no os quiten las ganas de ser periodistas; esta profesión tiene futuro si hay gente dispuesta a contar historias

Recuerdo perfectamente el primer verano que atravesé la puerta de una redacción como becaria, la de este periódico, dispuesta a pasar los siguientes tres meses pegada a una silla y empapándome de periodismo del bueno. Los nervios, el miedo -sí, miedo- la vergüenza pero también la expectación y la adrenalina de enfrentarme a mi pasión, por muy desconocida que pareciera en aquel momento. El Festival de la Guitarra y una conferencia de Manolo Sanlúcar fue mi primer tema sobre el que escribir, por aquel entonces en la sección de Cultura en la que tuve a maravillosos compañeros de los que aprendí más en esos tres meses que en los tres años anteriores en la facultad. Y terminé con otro Manolo, García, que dio un concierto en Córdoba en aquel 2005 y a mí me dieron como premio a esos tres meses poder ir a la rueda de prensa en la que presentó su espectáculo.

Trece años después, cada primero de julio seguimos recordando a todos los becarios que han pasado por aquí, las anécdotas de unos, los recuerdos de otros, la satisfacción de haber compartido mesa con muchos que han triunfado fuera de aquí y la suerte de seguir al lado de otros que ya despuntaban cuando asomaron el primer día.

En las últimas semanas ha cobrado relevancia un discurso de la ahora directora de El País, Soledad Gallego Díaz, en el que reivindica las redacciones de los medios de comunicación, trincheras en las que se aprende de verdad la profesión, en la que uno se empapa del criterio de los otros, lo debate o lo pone en común, lugares en los que enriquecerse con otras perspectivas. Y yo reivindico también el periodismo que se aprende como becario, el que no se enseña en ninguna asignatura de la carrera y al que se están enfrentando miles de jóvenes en las redacciones de los medios estos días. Estudiantes que renuncian a sus vacaciones por dedicarse a una profesión a la que ellos le dan sentido en medio de tanto mensaje agorero, catastrofista e incluso hiriente. Su ilusión, su entusiasmo, sus ganas de aprender nos contagian a todos y nos sirve de aliciente a los demás cuando a veces olvidamos lo que nos llevó hasta una redacción el primer día.

A todos ellos, suerte y gracias. Que nadie os quite las ganas de ser periodistas porque esta profesión tiene futuro y lo seguirá teniendo siempre que haya alguien dispuesto a contar historias. El medio en el que se haga es lo de menos, os lo aseguro.

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