La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

¡Barcelona nos roba!

"Estelada", en Google, es ya sinónimo de Cosmin, el joven 'indepe' catalán que se ha quedado con la suerte del Niño

Empezar el año con envidia no debe ser bueno. Por lo que supone de tristeza y porque, si realmente fuéramos capaces de analizarlo con frialdad y sin necesidad de postrarnos en ningún diván, nos daríamos cuenta de que no lleva más que a un callejón sin salida de flagelación: porque sufre el que desea, no el que tiene. Incluso si es en la virtualidad de las redes sociales donde vomitamos nuestra rabia.

Cosmin tiene 15 años y 200.000 euros. Catalán, del barrio de Gracia. Con aire a lo Manolito Gafotas, flequillo a lo Puigdemont y ¡un pin de la estelada en la cazadora! El sábado cambió los 20 euros que le tocaron del Gordo por el 37.142 y hoy ya se habrá renovado el móvil y tendrá lista la maleta para escaparse a California a ver a un amigo.

En Twitter lo han crucificado. El muy "hipócrita" se ha quedado con el dinero de los españoles. Cosmin, y todos los catalanes indepes que este año se han apropiado de la suerte del Niño, tendría que haber hecho un ejercicio de coherencia y "renegar de la pasta".

Cuanto más miro su foto más surrealista me resulta esta historia. Ni se le ven los ojos de lo feliz que está. Se ha quitado el gorro y se ha quedado en camiseta -una turística de Perú-, pero el mal ya está hecho. La foto con el diminuto pin voló por las redes y por las teles. Me atrapa su sonrisa burlesca en modo emoticón. Podría ser un meme, un bulo o una parodia. No lo es porque Barcelona nos roba. Pero no la suerte del Niño, que no deja de ser una anécdota cargada de simbolismo; el conflicto catalán se ha descolgado ya de la inoperante esfera de la política para enquistarse en el día a día. En lo cotidiano. Llevándonos de la España que fabricaba independentistas a esa Cataluña que decide las elecciones andaluzas, explica el hundimiento del PSOE o engorda las filas de Vox. Sí Barcelona nos roba, pero también el criterio, la medida de las cosas y hasta el sentido común.

"Estelada", en Google, es ya sinónimo de Cosmin. No tienes que buscar nada más. Aparecen decenas de resultados con la polémica del pin. Tienes que navegar mucho para saber que su padre es un inmigrante rumano que trabaja como electricista en la construcción, que su madre es limpiadora de habitaciones en un hotel, que los 200.000 euros serán el colchón que permita al joven indepe estudiar Ingeniería y que la primera "inversión" que harán es un pequeño viaje para ver a la abuela en Rumanía.

Y sí, como para el resto de los mortales, lo importante es la "salud". La que es incompatible con la enfermedad. Con todas. Incluida esa que (des)conocemos como envidia.

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