La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Banderas

Hay que votar tapándose la nariz, cínico y práctico consejo que Indro Montanelli hizo mundialmente famoso

El espectáculo que dieron ayer sus señorías fue tan esperpéntico (hasta con un doble de Valle Inclán presidiendo de la mesa de edad) y vergonzosamente grosero, desde Batet dando por buenas fórmulas de acatamiento que aludían a presos políticos a las luchas por los asientos y el vocerío o el pataleo, que sería injusto decir que son el reflejo de España. Ciertamente, han sido votados y nos representan. El "no nos representan" de los antisistema y populistas de extrema izquierda ahora sentados en el hemiciclo indica poca convicción democrática. Sí nos representan, lo hagan bien o mal. Incluso si todo indica que lo van a hacer malísimamente, como ahora sucede vistos los precedentes, conocidas las personalidades políticas de los líderes y de sus mini-yo, que cuanto más mediocre es un político más dado es a rodearse de pelotilleros que lo son aún más que él, de réplicas achicadas de sí mismo que son como Zeligs -recuerden la película del depurado Woody Allen- que se convierten en dobles jibarizados de su líder o en mini-yo como el del Dr. Evil de Austin Powers.

Sí nos representan, por preocupante que sea su nivel. Y es injusto echar toda la culpa sobre los hombros de los ciudadanos que los votaron. Se vota a quienes se presentan, hay que elegir entre lo que se ofrece. Como las lentejas, ya saben, que si las quieres las comes y si no, las dejas. Dejarlas en este caso es no votar o hacerlo en blanco. La primera es una mala opción porque supone pasar de la democracia. La segunda manifiesta el desagrado y el rechazo, pero no tiene consecuencias. Cuando ninguna propuesta entusiasma, interesa, estimula, ilusiona u ofrece soluciones, cuando ningún líder de ningún partido ofrece un perfil intelectual y político estimulante, hay que votar tapándose la nariz, estupenda invención italiana que el gran Indro Montanelli hizo mundialmente famosa en 1976 -"turarsi il naso e votare" (taparse la nariz y votar)-, resucitando una expresión del escritor y político de izquierdas Gaetano Salvemini en las elecciones de 1953, quien a su vez se inspiró en otra expresión más fuerte -"vomitar y después votar"- del escritor católico Domenico Giuliotti en las elecciones de 1948.

Pues a taparse la nariz (e incluso los oídos y los ojos) y a votar, pese a que el cartel del próximo domingo, al igual que pasó con el del pasado 28 de abril, no dé más opción que elegir un mal menor.

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