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Después, en el supuesto caso de que fuera la que decía ser, cogería las maletitas y me marcharía a Barcelona, ciudad donde, con mis intervenciones en dos programas semanales de televisión -de fútbol y de sexo-, tendría bastante para ir tirando y para plantearme, como está haciendo ella también, marcharme el resto de la semana a Madrid para investigar nuevos destinos profesionales que me condujesen, por ejemplo, hacia la interpretación. "Tomaré clases y así estaré mejor preparada", me aseguraba esta misma semana la ex de Ronaldo y de Álvaro Muñoz Escassi.
Claro que, teniendo el cuerpo y la cara de la modelo, tampoco estaría mal realizar continuas escapadas a Sevilla, tierra a la que, por lo visto, Mireia bajará el próximo seis de noviembre con la intención de desfilar en la Semana de la Moda de Andalucía. "Si pudiera, establecería mi residencia allí", fantaseaba. "Me encanta la feria de Abril y la forma de entender la vida de la gente del sur".
Hasta, continuando con mi ensoñación, sería probable que, bajo la piel de Canaldas, me diera el gustazo de mantener el contacto con mis antiguos novios, hacia los que reconoce sentir una bonita amistad basada en inolvidables recuerdos. "No me han hecho nada, al contrario", concluía al final de una charla en la que, ya de paso, mi confidente se sinceró reconociendo el alto precio que, es posible, deba pagar por su tránsito en la prensa rosa. "Supongo que va a costarme más demostrar cualquier cosa en el trabajo".
Así que, tal vez, por todo lo anterior, desisto mejor de mi idea y sigo siendo quien soy. Mi intimidad no queda al descubierto y, mis facturas más caras, seguirán siendo las de la hipoteca. El currículum, mejor libre de cargas sentimentales.
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