Como un lienzo en blanco se presenta todo individuo al que tenemos oportunidad de descubrir y conocer. Como una ocasión para observar, analizar y en el mejor de los casos, aprender. No somos neutros ni imparciales, todos presuponemos o tenemos intuición, cada persona nos provoca una impresión, nos genera una opinión.

Los hay a los que le presuponemos poco y se van engrandeciendo con sus acciones y maneras de hacer. Los hay a los que les reconocíamos en un primer momento cierta brillantez y por sus formas y reacciones, van decayendo.

Destaca, progresa adecuadamente y necesita mejorar eran calificaciones que se nos atribuían en la antigua EGB, criterios de evaluación que se han ido modificando a golpe de demasiados cambios legislativos. Aquellos que así éramos evaluados por nuestros profes de antaño, nos convertimos irremediablemente, en la adultez, en evaluadores de sujetos con los que nos vamos cruzando, poniendo nota de manera inconsciente, calificando a aquellos con los que nos topamos, al de al lado y al de lejos. A líderes y compañeros, a amigos y gestores, a todos los que vamos conociendo y descubriendo por sus acciones y reacciones, por sus formas de hacer y comportarse, por las maneras y modo de gestionar situaciones diversas.

Desde el lenguaje no verbal, la pose y los gestos, hasta las resoluciones y decisiones de más enjundia, van dotados del carácter de quien las asume. Algunos no consiguen desprenderse de detalles, de rasgos de poder, de rigidez y, otros, llevan notas de humildad y cercanía como algo connatural de su existencia.

Más allá de las primeras impresiones, al conocer y constatar actitudes, vamos comprobando la esencia. El Evangelio según San Mateo, capítulo 7, versículo 15 ya nos dice que nos guardemos de los falsos profetas y en el 16 que, a estos, por sus obras, los conoceremos. Extrapolando cita bíblica a la política y a nuestra rutina, se evidencia que así fluye cada día, descubriendo por acciones, reacciones y omisiones quién es realmente la persona que tenemos delante. Está claro que es en el recorrido donde los vamos calando; confirmando, desterrando o modulando expectativas.

Son muchos los que van de más a menos, los que se nos caen de la posición ventajosa inicial, los que van perdiendo el voto de confianza depositado en origen. Quedémonos por el contrario con los que van de menos a más; los de más a menos, a menos o a nada.

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