El 92

Regresar al 92, hacia otro 92. Deshacer lo mal andado y buscar otro paso del Rubicón que signifique la unidad

La Expo y las Olimpiadas. La muerte de mi abuelo. Mis locos 16, que celebré el mismo día en el que el cáncer se llevó a Camarón. El 92, pues. El año límite, el año frontera. La coronación del proceso de modernización de la España democrática, del camino que inició este país para dejar atrás las sombras negras de la dictadura franquista y sumarse al sarao europeo con vistas a un siglo XXI que nadie preveía tan oscuro como hoy lo vemos. Pero también el año en el que España comenzó a creerse más de lo que era, en el que emprendió el camino hacia la prepotencia y la superficialidad. El año en el que comenzó a perder los valores estoicos y humildes, muy de menú del día y paquetillo de Ducados, que hicieron posible la Transición. También el momento en el que los golfos, los trincones, empezaron a tomar posiciones de forma descarada, aunque ya llevasen algún tiempo haciendo cuerpo en los pasillos alfombrados de los ministerios, las autonomías y las diputaciones. De ahí debía haber nacido una España moderna y orgullosa de sí, pero los corruptos, los chichiribailes encorbatados y medio analfabetos, los falsos patriotas y los vendeburras torcieron el rumbo que había de ser y nos llevaron por otros derroteros. Están allí, como se refleja en la estupenda película Grupo 7, los albores del boom que luego vino con su derroche, su desfase, su horterada, su falta de humanidad. Allí en vez de nacer una España fuerte comenzó a enfermar la España que había nacido en los 70. Y por eso, por esa patología social, los protagonistas que ayer se reunieron en Sevilla para celebrar las bodas de plata de la Expo parecían en las fotos mucho más viejos de lo que son. En vez de 25 años parece que sobre ellos han caído muchos más, un centenar, quizá dos. Qué agostados se ven, qué cenicientos. Pero a España le toca quedarse con lo bueno de entonces y volver. Regresar al 92, o caminar mejor hacia otro 92. Deshacer lo mal andado y buscar un paso del Rubicón que signifique la unión y la creencia en las posibilidades de este casi siempre malgobernado país. Ahora mismo ni se intuye, pero a lo que pudo ser el 92 y por desgracia acabó por no ser tendremos antes o después que regresar.

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