La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Apañados estamos, señorías

El futuro vicepresidente dice que la defensa de la legalidad constitucional es judicializar el conflicto político en Cataluña

Tentaciones de Brexit entran cuando habla el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Tentaciones cuyo siseo antieuropeísta debe vencerse desde luego -vade retro Boris Johnson-, pero que no dejan de tentar. No había peor momento posible, con ERC subido a las barbas del débil PSOE de Sánchez, para que la resolución cayera, más que como un jarro de agua fría, como un granizo de esos que parten las lunas de los automóviles y hacen chichones. Aunque la sentencia no condena a España ni entra en la sentencia que condenó a Junqueras, los independentistas están de fiesta: ERC ha congelado la negociación opaca hasta que se pronuncien los socialistas y la Abogacía del Estado, y Puigdeclown se ha apresurado a descalificar el Estado de Derecho y la Justicia española.

Del otro lado , Carmen Calvo ha dicho, en su estilo galimatías, que "es necesario abrir una etapa política nueva en este país, en que la política esté en la política y significa el respeto a las diversas y legítimas posiciones ideológicas". Añadiendo, para aclararlo todo, que el "ámbito judicial" no puede impedir que este país "haga política con plenitud de funciones". Lo que podría sonar a confundir inmunidad con impunidad y negociación con rendición. En fin…

Pablo Iglesias, probable vicepresidente del posible Gobierno social-populista, ha tuiteado que "la apuesta por la judicialización del conflicto político en Catalunya (…) ha deteriorado la imagen de nuestra Justicia". Y su mini yo Alberto Garzón, posible ministro del probable Gobierno social-populista, ha añadido que "la Justicia europea ha vuelto a demostrar lo que para muchos de nosotros es evidente: hay un problema grave porque las altas instancias del Poder Judicial destilan un ciego ultranacionalismo que les impide cumplir con la imparcialidad requerida". Es decir que según estos dos señores la defensa la Constitución, que la ley actúe si se vulnera y que se juzgue a los culpables con todas las garantías de un Estado de Derecho es "judicializar el conflicto político en Cataluña". Y los ultranacionalistas no son los independentistas catalanes fanatizados, xenófobos y golpistas que convocan referéndums ilegales y proclaman la independencia de una parte de la nación, sino el Poder Judicial. Apañados estaremos con este vicepresidente y este ministro. Por si no bastara Sánchez.

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