Listo. Elecciones en Andalucía. Hay sensaciones a la espera de confirmación. La política va mucho de eso, de sensaciones (la política es percepción, he escrito tropecientas veces e insistiré), alimentadas por datos (bastantes, pero poco usados), compromisos (muchos, pero de valoración muy subjetiva) y medidas concretas que se pueden contrastar si funcionan o no (algunas y menos perceptibles de lo que debieran). Con esos mimbres votamos a ver qué tal.

La posición inicial de las fichas en el tablero es lo primero a tener en cuenta. Los números de esta legislatura que termina, sin tener en cuenta los cambios que algunos grupos han tenido después, son 33 escaños para el PSOE, 26 para el PP, 21 para Ciudadanos, 17 para Adelante Andalucía y 12 para VOX. Este dibujo no se dará ya: el PP gana. Lo que se discute no es si el PP vencerá, sino por cuánto, para comprobar, por orden inverso de probabilidad, si la suma del PSOE y el resto de la izquierda puede formar gobierno, o si el PP necesitará a VOX, en el gobierno o como apoyo externo. La clave en estas elecciones es determinar quién recoge más de los 21 diputados que Ciudadanos dejará libres en su totalidad o en su inmensa mayoría. En la medida que la transferencia sea neta para el PP, Moreno Bonilla se irá a una frontera de 47 diputados y VOX será menos relevante, aunque se mantenga el PSOE. Si, además, el PSOE baja sensiblemente, PP y, sobre todo, VOX, recogerán más escaños en el último tramo de los restos. Así que esto va de si queremos o no que VOX juegue un papel importante. Si el mar de fondo es también de corriente de cambio a nivel país, el PP puede reventarlo. La campaña determinará una certeza y deseos contrapuestos: el PP gana, certeza, con o sin Vox, deseo contrapuesto. A partir de ahí, el análisis de lo que convenga, según preferencias, y voto útil.

En estos primeros compases de precampaña, la cuestión parece estar definida por algunas sensaciones previas: 1) Moreno Bonilla está fuerte, ya no es un desconocido y lo avala una gestión fácil de asumir por el electorado que no es naturalmente suyo; 2) Espadas tiene poco conocimiento fuera de Sevilla y la elección se ha centrifugado; 3) Marín hará lo posible por sobrevivir, pero solo aspira a su continuidad personal; 4) La izquierda de la llamada confluencia no confluye, dos marcas para aglutinar indican justo que no aglutina; y 5) Vox aprovecha restos y vientos. Además, lo nacional no compite aquí, veremos si suma o resta, y parece que Pedro no suma y Feijóo no resta. Tampoco parece importar mucho la configuración provincial de las listas: cuentan los jefes.

Para empezar, Juanma Moreno con cara de ganador; Espadas, de circunstancias; Marín, Olona, Inmaculada Nieto y Teresa Rodríguez, a lo que puedan. Andalucía elige. Veremos si estas seis semanas confirman quién gana (y si gana bien).

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