Nos hemos enterado hace unos días de que Aena (empresa que cuenta con capital público) quiere abrir toda la pista del aeropuerto de Córdoba en febrero. [Sí, en Córdoba hay un aeropuerto]. Y ello será posible porque Aena ha destinado 6,5 millones de euros para los trabajos de soterramiento de la línea eléctrica del entorno de la instalación aeroportuaria, que permitirá al operador poner al servicio completamente la pista. Esto significa que desde el aeropuerto de Córdoba se podrían poner en marcha, sin ningún tipo de problemas, vuelos comerciales, siempre que las empresas aéreas estuvieran interesadas. Al día siguiente, compareció el diputado socialista por Córdoba Antonio Hurtado, que sin cortarse un pelo, vino a decirle al Gobierno del PP que incorpore el aeródromo a la apuesta logística de la ciudad, que amplíe los horarios (ahora cierra a las 15:00) y que mejore los accesos al mismo a través de la Variante Oeste.

Menos mal que Hurtado dijo -no sé si conscientemente- que es necesario "dinamizar y poner en valor nuestra instalación para la prestación de un mayor y complejo servicio público, además de aprovechar la cuantiosa inversión de hasta 70 millones de euros que se ha venido realizando desde hace ya casi diez años en el aeropuerto de Córdoba".

Y ahí está una de las claves de esta infraestructura y de su fracaso. Son 70 millones de euros invertidos para nada (hasta ahora), porque el aeropuerto de Córdoba es un ejemplo de cómo nunca se deben hacer las cosas. Así de triste. Por concretar, fue un proyecto por el que apostó el PSOE de Zapatero (y de Hurtado) sin ningún convencimiento y en el que tampoco creyó nunca el PP. Mientras tanto, hasta la Comisión Europea le sacó los colores al Gobierno español por considerar un despilfarro destinar fondos públicos, puesto que la ampliación se realizó sin ningún tipo de estudio que avalase esa necesidad y sin informes favorables que aconsejasen esa millonaria inversión.

Ahora parece que PP y PSOE se creen lo del aeropuerto (o eso dicen), pese a que ni tan siquiera cuenta con un plan de marketing que facilite e impulse su uso. La realidad es que todo lo hecho hasta ahora (inversiones, comisiones de estudio y demás) ha servido para muy poco. Hemos pasado diez años de reuniones y mesas infructuosas, de gestos, retrasos en obras y acusaciones entre unos y otros, mientras que en Córdoba sólo aterrizaban los aviones del Infoca y los helicópteros de emergencias. Poco más.

Para lograr que de verdad la ciudad cuente con un tráfico aéreo aceptable habrá que trabajar mucho y planificar algo. Para los altos vuelos de los que presumen algunos, primero hay que tener los pies en el suelo. Y que cada cual asuma su responsabilidad o que siga poniéndose de perfil.

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