L A declaración del ayer del Rey sobre el conflicto bélico que padece la Franja de Gaza e Israel no deja lugar a dudas sobre su parecer. Es necesario, dijo don Juan Carlos en la celebración de la Pascua Militar, que se redoblen los esfuerzos diplomáticos para conseguir un alto el fuego "inmediato". El Rey apeló al gran sufrimiento que está padeciendo la región y a los vínculos que tradicionalmente España mantiene tanto con Israel como con los países árabes. No fue el único mandatario internacional que se refirió a este conflicto, que ya ha dejado más de 600 muertos en el lado palestino, siendo la mayoría de ellos civiles. Benedicto XVI se manifestó en los mismos términos. Todas estas reacciones obedecen a un puro sentimiento de humanidad. A medida que van pasando los días, y con independencia de sobre quién o quiénes recae la culpa, lo cierto es que la entrada militar de Israel en Gaza se está revelando como una de las acciones más sangrientas del Estado hebreo contra territorios palestinos. Ayer mismo, 40 personas murieron en una escuela de Naciones Unidas en Yabalia donde se habían refugiados de los bombardeos. Es justo, por tanto, clamar a favor del cese de estas acciones que, además , pueden desembocar en situaciones aún más inciertas. Israel quiere propinar un duro golpe militar y político a los extremistas de Hamas con la intención de provocar la desafección de la población de la Franja de Gaza, pero así no lo conseguirá. La propia Administración norteamericana, impasible hasta ayer ante lo que está sucediendo, se ha puesto a trabajar, a pesar de que sólo le quedan semanas para al traspaso de poder. La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se reunió ayer en Naciones Unidas con representantes de los países árabes. Sus condiciones son justas: el alto el fuego debe ser perdurable. También el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, habló sobre las condiciones para el cese de la operación militar: que Hamas deje de disparar cohetes contra poblaciones israelíes y que se corte la entrada de armamentos por los túneles que sortean la frontera entre Gaza y Egipto. El sufrimiento de los cientos de miles de palestinos merecen más esfuerzos.

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