Hace dos días, en una fiesta por supuesto, conocí a una chica que me relató cómo se ha liado la manta a la cabeza enamorándose de alguien con la firme creencia de que, por fin, encontró el definitivo. "¡Qué loquita más maravillosa!", pensé admirando la firmeza del corazón de mi confidente.

De inmediato, hace dos días también, durante la misma velada supe que, para el próximo uno de octubre, la socialista Amparo Rubiales presentará un libro que ha escrito y donde narra su experiencia en la política relacionada con la lucha de otras féminas que, igual que ella, hicieron historia durante un período tan definitivo para nuestro país como fue la transición democrática.

La publicación, firmada con la Editorial Santillana, contará con el apadrinamiento de gentes como el presidente Chaves o la concejal del Ayuntamiento de Sevilla, Rosamar Prieto y supone una apasionante oportunidad de acceder a la vida de señoras que se resistieron, igual que Amparo, a seguir los supuestos cánones con los que les tocaba cumplir. Esposa y madre también, Rubiales fue mucho más que eso. Se dio a sus ideales y, aunque alguna vez me ha reconocido que aquello supuso un sacrificio de su parcela personal, me consta que, ahora como abuela, está compensando las muchas ausencias que le separaron entonces de sus hijos.

Y, como no hay dos sin tres, hace dos días también recibí un correo electrónico avisándome de la actuación que, esta misma noche a las once, tiene previsto dar la cantante Merche en la Plaza Pública del Ayuntamiento de la localidad sevillana de Lora del Río. Allí, la gaditana dejará escapar el alma por su garganta a través de esas melodías suyas con las que, hasta el momento, tan bien le está yendo profesionalmente. Cuarenta y ocho horas después de estos tres encuentros, unidos por el cordón umbilical del sentimiento, me confieso reconfortado. En tiempos de tanta frialdad como estos nuestros, todavía quedan gentes capaces de entregar un trocito de sí mismas por defender los ideales en los que creen.