Junio es la fecha marcada en el calendario para acabar con una de las situaciones más surrealistas -y vergonzosas- que ha arrastrado esta Córdoba nuestra en los últimos años. Para ese mes se confía en que reabra sus puertas, aunque de manera parcial, el Palacio de Congresos de la calle Torrijos, cerrado desde hace ya tres ejercicios y que ha dejado a una ciudad que tiene en el turismo una de sus fuentes de ingresos sin posibilidad de organizar eventos. Para muestra, ahí están las cifras publicadas recientemente sobre que apenas el 2,8% de los visitantes que vienen a la capital lo hace para participar en convenciones, citas de negocio, ferias o congresos, un porcentaje que era más del doble hace seis años. Torrijos abrirá sus puertas después de un largo periplo de obstáculos, trámites administrativos e incapacidad política a la hora de adjudicar una obra por un precio que no hacía presagiar nada bueno.

Ahora, la Junta de Andalucía anuncia que está en condiciones de anunciar que para mediados de año estará operativo y que en breve saldrá a concurso la gestión del edificio. Vaya por delante que, tratándose de Córdoba, el vaticinio de la Administración autonómica tiene su riesgo, porque cualquier incumplimiento o retraso acarrearía ya un descrédito difícil de superar. Tiempo habrá de realizar otros análisis, como el hecho de que el coste de la reforma ha sido muy superior a lo proyectado en su día, si bien lo que procede en estos momentos es dar un paso más. Lo dijo en este mismo periódico el presidente de la Asociación de Organizadores de Congresos (AOC), Vicente Serrano, quien aseguró que es muy importante que se inicien ya las tareas de "promoción y captación" de eventos en el Palacio de Congresos, porque de lo contrario "podríamos tener un espacio sin contenido" a partir del verano. Serrano aseguró que "los años de pérdidas ya no nos los quita nadie", pero reclamó ese trabajo de captación para "no perder más oportunidades". Y esa es la clave para recuperar la reputación perdida. La foto que esperamos lo antes posible es la de la firma del primer contrato para la realización de algún evento en el edificio, mucho más que en la que seguro que ya están pensando algunos, como es la del corte de cinta inaugural o algo parecido.

Es tal la situación del sector que incluso podríamos dejar pasar -al menos por el momento- el hecho de que Torrijos será el espacio de Andalucía con un salón plenario más pequeño y, por lo tanto, con menos capacidad para acoger eventos. La reforma permitirá llegar a 759 plazas, si bien una de sus potencialidades es que se trata de un espacio único, sobre todo por su ubicación, junto a la Mezquita-Catedral y en pleno barrio de la Judería. Y, por supuesto, esta operación de reapertura debe ser además un acicate para que se resuelva de una vez el problema del Centro de Convenciones del Parque Joyero, otra infraestructura que ha seguido un camino casi paralelo al del palacio de congresos y que está en manos del Ayuntamiento. Ahora toca apretar el acelerador, restituir la confianza en la capacidad de la administraciones y evitar un nuevo ridículo, que ya no estamos para eso.

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