Mensaje en la botella

Ahora toca aprender

Mal vamos si alguien piensa que solo con el turismo se arreglan los problemas de Córdoba

Ya queda menos, o eso parece, para que el control de la pandemia sea una realidad. La vacunación, en cuanto las dosis han llegado, está funcionando en todo el país y podemos respirar con cierto alivio, sobre todo si echamos la vista atrás y vemos lo que hemos sufrido. No obstante, que nadie lance aún las campanas al vuelo, porque esto no ha acabado, y todavía nos queda algún maltrago hasta que todo se normalice. Es lo que anhelamos y el objetivo que tenemos que marcarnos para los próximos meses.

Pero además de esperar el final, también hay que mirar al futuro y recomponer algunas cosas. Si se confirma que el coronavirus -al menos su cara más dramática- es parte del pasado, tendremos que analizar si la experiencia ha servido para algo y si vamos a poner los medios para que no se repitan los errores de antaño. Córdoba no es una excepción y habrá que ver cómo se recompone. En el plano sanitario, respiramos satisfechos por ahora, si bien la economía tardará un poco más en recuperar el pulso. Dicen desde el sector turístico que a partir de septiembre -el verano es temporada baja en esta tierra- la actividad volverá a la normalidad y, por ende, estaremos en disposición de equilibrar nuestra cuenta de resultados, no solo mirando los beneficios empresariales, sino el empleo, que sigue siendo el gran problema de la provincia desde hace ya muchas décadas.

Si alguien piensa que solo con la llegada en masa de visitantes se van a solucionar los problemas de Córdoba, mal vamos. Ya hemos comprobado la debilidad de nuestro sistema productivo basado solo en una actividad -el turismo- y no nos queda más remedio que buscar otras fórmulas. Cierto es que el proyecto de la base logística del Ejército de Tierra abre unas posibilidades inimaginables por estos lares hace apenas unos meses, pero no podemos quedarnos solo ahí. La inversión prevista desde el Ministerio de Defensa tiene que ir acompañada de una apuesta importante del sector privado y también hay que analizar que hasta que esa base sea realidad pasarán todavía algunos años. Y mientras, ¿qué hacemos? Esa es la gran pregunta.

Porque nuestros números son los que son por mucho que queramos disfrazarlos de otra cosa. Y esos indicadores señalan que seguimos teniendo barrios donde viven miles de personas, tanto en la capital como en la provincia, que están entre los más pobres de toda España. Presumimos de una juventud magníficamente formada en nuestras universidades, pero que a la hora de la verdad se tienen que ir fuera para lograr cierto reconocimiento laboral y económico. Carecemos, por ahora, de actividad industrial y la despoblación comienza a ser un problema muy serio en algunas comarcas, mientras que el campo agoniza en una situación muy precaria. Es lo que hay, pero si nos resignamos, es que no hemos aprendido nada.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios