Análisis

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Esta vez puede no ser suficiente

Todas las previsiones vaticinan que el impacto del coronavirus en la Economía Española va a ser brutal, entre el 10% y el 15% del PIB, 2,5 millones de parados más y miles de empresas destruidas. Somos el país europeo más impactado. Las causas: la tardía reacción del Gobierno, la deficiente gestión sanitaria y económica y la insuficiencia de recursos. La economía ya daba señales de desaceleración. España se enfrenta a la pandemia con un Gobierno débil y dividido y un alto endeudamiento público.

Las medidas adoptadas hasta la fecha están bien orientadas, pero son insuficientes. España ha llegado a la crisis sin holgura presupuestaria. Somos el gran país europeo que menos recursos está destinando a combatir la crisis sanitaria y económica. El importe de los recursos empleados por Alemania para combatir la crisis es el 60% del PIB, Francia el 26%, Italia el 21%, Reino Unido el 21% y España el 12%. El porcentaje de recursos sobre el PIB que Alemania destina es cinco veces superior al de España, Francia dos veces y media e Italia duplica el esfuerzo presupuestario de España. El 10% de los recursos de Alemania son transferencias a familias y a empresas. Tras la crisis, Europa será más desigual.

La realidad es que los aplazamientos de cuotas, impuestos y préstamos no son suficientes. Si se prolonga la crisis sanitaria, en ausencia de ingresos, los problemas de liquidez se convierten en problemas de solvencia. De ser así, el excesivo endeudamiento y la insolvencia comprometen la segunda fase, la de recuperación, como ocurrió en la crisis de 2009. Sólo con préstamos y aplazamientos no se soluciona el problema, se necesitan también transferencias de renta para garantizar la oferta futura de las empresas y la demanda de las familias. España tendrá que aumentar su endeudamiento público hasta límites que pueden llegar a ser insostenibles. Tendremos la ayuda del BCE, dispuesto a comprar la deuda que sea necesaria para evitar que la prima de riesgo se dispare y preservar la supervivencia del euro. Pero no sabemos si esta vez será suficiente.

La esperanza está en la solidaridad de los países ricos de la Eurozona. Esta vez la Eurozona ha actuado con mayor rapidez y generosidad que en la crisis de 2009. Lo pone de manifiesto el paquete de ayudas aprobado por el Consejo Europeo de 540.000 millones de euros. Las ayudas ya aprobadas superan las realizadas en la última crisis financiera. Pero no son suficientes. Se necesita un presupuesto extraordinario de dos billones de euros. El último Consejo Europeo encargó a la CE la elaboración de una propuesta de presupuesto extraordinario. Hoy por hoy, ni Alemania ni Holanda van a consentir la mutualización de deuda de los eurobonos, ni las trasferencias permanentes de renta. Si se puede llegar a un acuerdo de creación de un fondo de inversiones europeo financiado por deuda, perpétua o a largo plazo, emitida por la CE y el BEI, respaldada por el presupuesto y orientada a la financiación de proyectos de transición energética, ecológica y digitalización. De ser así la Unión Europea habrá garantizado una vez más su supervivencia y avanzado hacia una mayor integración.

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