El cordobesismo pasa por su peor momento desde hace ya muchas temporadas. Los últimos resultados han llevado al Córdoba a los puestos de descenso y la cosa pinta mal, muy mal. Y más aún por las sensaciones que trasmite el equipo a una grada cabreada en el momento en el que se le complican las cosas. Ante el Huesca, el control del partido era blanquiverde y parecía que se podía lograr la victoria. Pero el primer gol de Vadillo rompió todos los esquemas y desquició a los de Luis Carrión y a la afición. No te lo puedes creer. No sabes ni qué decir. Aunque lo peor estaba por llegar y, finalmente, se confirmaron los peores augurios. Un segundo gol, y una dura y alarmante derrota.

Y como casi siempre, cuando peor se ponen las cosas por estos lares, empiezan a revolotear los buitres sobre la carne fresca. Aquellos que ven en el Córdoba una codiciada pieza saben que puede ser el momento idóneo para acecharla y comprarla. La situación social en la que se mueve ahora la familia González, unida a la dinámica negativa del equipo, pueden ser argumentos más que suficientes para que la idea de la venta del paquete accionarial vuelva de nuevo a ser una posibilidad nada descartable. Posiblemente desde que llegará Carlos González a esta ciudad sea su momento de mayor debilidad, y eso lo saben los hipotéticos compradores.

La historia dirá lo bueno o malo que sucedió durante esta etapa reciente del Córdoba, pero la realidad actual refleja su mayor contratiempo en seis temporadas. No sería descabellado pensar que ahora Carlos González pudiera estar más receptivo ante cualquier canto de sirena que pudiera llegar con una oferta seria sobre la mesa. Pase lo que pase, por el bien de todos, el relevo en la propiedad igual podría ser una salida digna para un hombre que no todo lo hizo mal en este tiempo. El sentido común me dice que el Córdoba está en estos momentos... For Sale!

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