La crisis del covid-19 ha provocado un fuerte deterioro generalizado de las cuentas públicas de los países de la UE. Desde el inicio de la pandemia en 2020, la paralización de la actividad socioeconómica llevó a los Gobiernos a introducir medidas de apoyo a familias, trabajadores y empresas a través de planes de protección de empleo y líneas de liquidez. Según la Comisión Europea, estos estímulos fiscales sin precedentes representan cerca del 8% del PIB de la UE de 2020 y las medidas de liquidez un 19% del PIB.

Un escenario que explica la negativa evolución del saldo presupuestario, y que ha impulsado los niveles de endeudamiento público a máximos históricos. En el 4T 2020, el incremento del volumen de endeudamiento y la contracción del PIB situaron la ratio de deuda pública de la eurozona en un 98,1% del PIB, frente a un 84,0% del PIB en 2019. En la UE, este porcentaje aumentó del 77,6% al 90,8% del PIB.

Entre los Estados miembros, los mayores niveles de endeudamiento público se registraron en Grecia (205,6% del PIB), Italia (155,8%), Portugal (133,6%) y España (120,0%), en contraste con los niveles en Estonia (18,2%), Luxemburgo (24,9%) y Bulgaria (25,0%).

La situación presupuestaria futura representa uno de los mayores retos post-pandemia; la evolución del endeudamiento público no solo estará condicionada al control de la crisis sanitaria, sino también al éxito de los planes de recuperación, las reformas estructurales que se desarrollen y las condiciones financieras futuras. Por otro lado, la suspensión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento estará sujeta a la evaluación de la Comisión Europea sobre el ritmo y sostenibilidad de la recuperación.

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