Me acabo de mirar en el espejo y la verdad es que se me está poniendo cara de torrija, porque la verdad es que desde el viernes ya tengo unas pocas metidas en el cuerpo, pero tela marinera, que bien puedo llevar más de una docena, y seguro que me quedo corto. Y algunas más que van a caer, eso lo tengo más claro que el agua. Y es que yo soy mucho de respetar las tradiciones, que si están es por algo, y además cuando saben tan bien por qué les vamos a llevar la contra, digo yo.

Que es que hay cosas que la gente se ofusca, pero yo a todo lo que sea pasarlo bien me apunto, sea lo que sea, que no molestando a nadie, pues eso, todo se puede disfrutar desde el respeto. Como lo disfrutamos el viernes, por ejemplo, que vaya tarde más buena que echamos, pero buena. Que nos juntamos en casa de mi hermana para hacer los dulces de Semana Santa y lo pasamos en grande, pero la mar de bien. Soraya se dedicó a las torrijas, que las hace como toda la vida, con pan duro de barra, y no con esos panes que hacen ahora especiales y que parecen más preparados para fundir queso que para otra cosa. Y nada de miel, claro que no, que las de Córdoba, las de verdad de aquí, no la llevan, rebozadas en canela y azúcar. Qué buenas le salieron, que parecía que estaban rellenas de crema de lo ternitas que le quedaron, una auténtica locura. Era para verlos trabajar, que mientras Soraya freía, Cayetano emborrizaba, y anda que no dijo veces que se quemaba las manos, tela.

Y mi hermana y yo nos dedicamos a los roscos y a los pestiños, que si no hicimos seis docenas no hicimos ninguna. Eso sí, costó reunirlos, porque los primeros nos los fuimos comiendo según iban saliendo, y es que poco me puede gustar más que unos dulces de estos recién hechos, que me vuelvo loco solo de pensarlo. Mi hermana utiliza la receta de mi madre, que la tiene apuntada en una hoja que hemos tenido que forrar para que no se estropeara y que a mí me da mucha cosa cada vez que la veo, que es como si estuviera mi madre delante. Qué buenos con su anís, con su canela y con su cáscara de limón, maravilla. En fin, que hoy toca estrenar para no quedarte sin manos, que ya estamos a Domingo de Ramos, y tiene toda la pinta de que va a ser una Semana Santa de categoría, la cosa es ponerse, y disfrutarla. En eso estamos.

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