Análisis

fernando faces Santelmo Busissnes School

Del 'homo deus' al 'homo fragilis'

Nada será igual. La insólita experiencia vital de la pandemia dejará una profunda huella en la concepción y estilo de vida, en el modelo de sociedad, en la economía y en la estructura del poder político nacional y global. Es la experiencia más extraordinaria vivida por el hombre en los 75 últimos años. Sorprende la inexplicable incapacidad de anticipación del ser humano. Una humanidad caracterizada por el conocimiento, la biotecnología y la inteligencia artificial. El todopoderoso homo deus de Noah Harari se ha estrellado contra su propia fragilidad. Es la venganza de la naturaleza. El hombre sabe ganar guerras entre humanos, pero es vulnerable frente a la naturaleza. La ciencia avanza, pero la naturaleza va por delante y nos sigue sorprendiendo. Una gran lección de humildad para un humano que quiere ser Dios.

A lo largo de la historia ha habido pandemias mucho más letales que el Covid-19, pero en la sociedad de la información, de la interdependencia y de la globalización nunca la humanidad había sido tan consciente de su letalidad global. Esta pandemia dejará una profunda huella en la prioridad de la escala de valores de la sociedad. Nunca habíamos sido tan conscientes de la interdependencia humana y de su vulnerabilidad. Por primera vez hemos comprendido que la salud individual no es sostenible sin la salud colectiva. Hemos visto lo mejor del hombre, la solidaridad, la gratitud hacia los héroes anónimos, la emoción en la distancia. Una solidaridad altruista y egoísta a la vez, de reconocimiento de que mi vida depende del cuidado de la vida del otro. Desde la soledad y el confinamiento nunca hemos sido tan inseguros, tan dependientes y al mismo tiempo tan trascedentes.

El principal valor de la sociedad actual es la libertad. Sin embargo, ante el miedo y la incertidumbre, hemos estado de acuerdo en intercambiarla por la seguridad. En las circunstancias excepcionales que estamos viviendo anhelamos el Estado Protector. Por esta razón, tras las grandes pandemias y las guerras, el poder del Estado y el intervencionismo aumentan en detrimento de la libertad y la iniciativa privada. Pero también hemos sido conscientes de las limitaciones y la impotencia de los gobernantes, de su incapacidad de anticipación y de la inutilidad de las ideologías y de los intereses partidistas. Los ciudadanos solo confían en el conocimiento de los expertos en salud. La ciencia ocupa el poder. En ella depositamos nuestra esperanza de vida, mientras los políticos justifican sus errores y sus aciertos en sus propuestas. Ojalá la huella de la pandemia sea que nuestra sociedad ponga en valor la ciencia y ello se refleje en su prioridad presupuestaria.

La solidaridad ha crecido y se ha manifestado dentro de cada país, lo cual fortalecerá los nacionalismos. Pero la Europa insolidaria no ha estado a la altura. Los problemas creados por la pandemia en la cadena de suministro global determinarán que los países diversifiquen sus fuentes de suministro y fomenten el autoabastecimiento. Se romperá el equilibrio entre eficiencia y seguridad, primando esta última. Se fortalecerán los proteccionismos y los nacionalismos, que transformarán el proceso de globalización.

El día después nada será igual, y de nosotros depende que sea mejor.

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