Jornada de caídas y elevada volatilidad en las plazas europeas. Destaca la caída del Íbex, tras unos resultados empresariales protagonizados por la banca que no terminaron de convencer a los inversores. Santander lideró el descenso por el aumento de costes y el menor margen en el mercado brasileño, a pesar de que los resultados superasen los pronósticos.

Tras la constatación del FMI de la ralentización de la actividad económica y la persistencia de la inflación, los mercados siguen expectantes ante la actuación de los bancos centrales. Las voces más duras del BCE plantean adelantar las subidas de tipos a julio, en un entorno de elevada inflación que continúa ejerciendo presión sobre el resto de los miembros, partidarios de acompasar la normalización de la política monetaria a la evolución de la coyuntura. En EEUU, pese a una positiva evolución, la confianza de los consumidores según el Conference Board muestra unas menores expectativas.

En el plano geopolítico, Rusia advierte del riesgo de conflicto nuclear mientras continúan las negociaciones de paz, al mismo tiempo que se recrudece la guerra en el suroeste de Ucrania y se extiende a la región moldava de Transnistria.

En Asia-Pacífico, la jornada ha sido mixta, con la bolsa de Shanghái en negativo a pesar de la expectativa de un fuerte paquete de estímulos fiscales del Gobierno chino.

El Íbex 35 cerró por debajo de 8.500 puntos tras caer un 1,58%. Las mayores revalorizaciones fueron para Meliá (2,49%), Ferrovial (1,85%) y ACS (1,15%) y el mayor castigo para PharmaMar (8,78%), Santander (6,79%) y Sabadell (6,74%).

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