Análisis

José aguilar

¿Se cumplirá la autoprofecía de Vox?

A los ultras les perjudica su salida a la luz: no se ocupan de las cosas de comer, sino del honor y el patriotismo

La irresponsable promoción de Vox que está patrocinado Pedro Sánchez tiene ya dos hitos cuando recién comienza la campaña electoral. Uno es la grosera manipulación de la macroencuesta del CIS a cargo de su director, José Félix Tezanos, que esta vez sí recurre a la cocina y lo que cocina es, expresamente, el engorde de Vox en la asignación de escaños en ciertas provincias, en perjuicio del PP y Cs. El otro hito -mojón, según la RAE- es el no menos grosero manejo del debate televisivo por el propio Sánchez, que se lo ha hurtado a RTVE imponiendo la participación del candidato de Vox, un partido extraparlamentario al fin y al cabo. El presidente candidato le da protagonismo al candidato de la ultraderecha.

Después de lo ocurrido en Andalucía me creo cualquier cosa. Las encuestas daban aquí a Vox entre cero y tres escaños. Sacó doce. Ahora, en las generales, no es descabellado pensar que incluso superen a Podemos y se conviertan en la tercera fuerza política nacional. Son los primeros en el manejo de las redes sociales y los que organizan mítines más entusiastas. Están lanzados.

Quizás, sus mayores enemigos van a terminar siendo ellos mismos. Su salida a la superficie les va a perjudicar. Estaban más confortables en la semiclandestinidad en que vivían antes del 2-D. Para eso no hay remedio ni táctica que lo disimule: son como son (repasen sus listas de candidatos), piensan lo que piensan y defienden las cosas que defienden. Como el fin de la búsqueda de restos de las víctimas de la Guerra Civil, la derogación de la Ley contra la Violencia deGénero, las armas en cada casa, los muros antiinmigrantes o el desmantelamiento del sistema de pensiones.

Santiago Abascal se ha sincerado: no le preocupan el alumbrado de las calles, el horario escolar o el plan de urbanismo, sino los sentimientos, el honor, el patriotismo y cosas así. Salvo a una minoría, a los ciudadanos sí que les preocupan la escuela, la ciudad y los servicios públicos. Vamos, es lo que más les preocupa, junto con las cosas de comer y la salud. Con ese mensaje Abascal pierde mucho. Quizás, la profecía falle al final.

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