Hay siete caras de la pandemia que nos llenan de frustración, pero que con algo de optimismo podemos verlas como superaciones y logros. La primera es el horror en sí de la enfermedad, y la rapidez de la respuesta científica, que en apenas nueve meses ha resultado en una vacuna, y una línea de defensa ante nuevos virus que nos ataquen. La segunda es la crudeza con que la crisis ha resaltado las desigualdades, entre personas, negocios, y países, que se han visto en la ruina, o por el contrario han ganado con ella; hay bolsas de valores con subidas de hasta el 40% y otras con caídas de un 20%, y la dispersión entre empresas es enorme. La desigualdad se ve sobre todo en las diferencias de ingresos, y en temas diversos como las oportunidades en la educación on line, de aquí la reacción de algunos gobiernos para evitar situaciones extremas de desamparo de personas, y mantener abiertas las escuelas.

La tercera es la destrucción económica generalizada, con la cara opuesta de la respuesta de política económica, que en España ha conseguido evitar el caos económico y financiero, con más de 110.000 millones de avales para créditos, y un rescate a las empresas haciéndose cargo el Estado de millones de trabajadores, de los cuales quedan aún 750.000 en regulación temporal de empleo; nuestro esfuerzo es parte de la política monetaria y de gasto público europea, con una intervención que nunca se había visto fuera de épocas de guerra. Una cuarta es el peligro de los populismos que ha tenido una respuesta sólida en las instituciones democráticas, demostrando que la política, frente a tanto chiste y crítica fácil, sirve a pesar de todo si los ciudadanos se implican. En quinto lugar, las empresas, cualesquiera que fueran sus circunstancias y pese a ellas, se han reafirmado en los principios medioambientales, de responsabilidad social, y buena gobernanza, en una lección de que los cambios en el capitalismo son una voluntad corporativa, junto con la agenda reformista política. Un sexto punto es que, pese a haber padecido infinidad de falsedades informativas, y las contradicciones que vemos al repasar lo que han ido diciendo incluso medios de comunicación serios, se ha puesto a prueba la información y sus canales, y todos hemos aprendido de ello. La séptima, que frente a la confusión de los datos nos hemos dado cuenta de la necesidad de que los jóvenes profundicen en el conocimiento de los métodos estadísticos, distinguiendo lo que son simples descripciones, de cómo obtener buenas muestras, la esencia del cálculo de probabilidades, estimación e inferencia, y las raíces filosóficas de lo que es un arte del descubrimiento.

Estas siete dobles caras se funden en otras dos; una, que somos muy vulnerables como especie, sobre todo por nuestra incapacidad de adaptación para evitar contactos y protegernos de contagios; y la parte positiva es que algunos hábitos saludables como el uso de mascarillas amigables, trabajo a distancia, o formas de ocio sostenibles no masificadas, podrían incorporarse de manera permanente a nuestras vidas. Jano, enero, es el espíritu animista de las puertas, y aunque esto puede ser una asociación derivativa, nos sugiere un vínculo entre el pasado y el futuro, los errores y la certeza, lo que se cierra y lo que se abre

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