Faltan claves, faltan datos, pero además es evidente que Casado sufrió un arrebato de ira cuando leyó la entrevista de Cayetana en El País, en la que la portavoz parlamentaria cuestionaba la política del PP y a sus máximos dirigentes. Casado también debió sufrir un arrebato de cordura que le llevó a comprender que de seguir cruzado de brazos se le escapaba cualquier posibilidad de ser algún día presidente del Gobierno. Estaba incluso en juego su candidatura a la Presidencia en las próximas generales.

Faltan datos, que difícilmente desvelará Casado a la Directiva Nacional convocada para este jueves; en esas reuniones se cuentan pocas cosas importantes y se cargan las tintas en la ideología y en lanzar mensajes positivos. Habitualmente se levanta la sesión con sólo una supuesta inyección de ánimo a los asistentes. Pero, aunque faltan datos, hay algunas evidencias y también alguna que otra certeza que permiten llegar a la conclusión de que Pablo Casado, al fin, se va a tomar en serio el papel de líder de la oposición. Que es algo más que sacar los colores al presidente mañana tarde y noche. Debe tomar iniciativas y decir aquí estoy yo para echarte una mano cuando lo necesites para los asuntos verdaderamente serios, como los que se viven en estos momentos.

Prescindir de Cayetana significan muchas cosas: fin del control de Aznar, acercamiento al centro -el espacio en el que se ganan elecciones- y quizá, solo quizá, ofrecimiento a Sánchez para hablar de todo. De la renovación de las instituciones judiciales, pero también de cómo salir de la enorme, inconmensurable crisis que sufrimos, institucional, económica, sanitaria y de credibilidad. Casado prescinde de una cabeza que dificultaba el diálogo y por tanto cualquier pacto entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición para trabajar juntos por la recuperación de una España doliente, golpeada y amargada. Lo menos que puede hacer ahora el jefe de Gobierno es mantener una larga y profunda entrevista con el de la oposición y analizar los dos juntos cómo se presentan los próximos meses para salir adelante en lugar de tirarse los trastos a la cabeza.

Sánchez está a tiempo de replantearse las cosas y pactar con el PP cómo sacar adelante este país sumando esfuerzos. Tanto Sánchez como Casado saldrían beneficiados de una aventura común.

La salida de Cayetana abre la puerta a un nuevo clima de colaboración entre los dos políticos. Que quieran es otra cosa. Pero deberían estudiarlo porque de no hacerlo los dos serían responsables de que este país se hunda definitivamente.

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