El bigote de noviembre

Mi amigo Carlos, que vive por Jesús Nazareno, todos los meses de noviembre, desde hace unos años, se deja bigote. Todos los años me cuenta por qué lo hace, pero la verdad es que yo no soy capaz de explicarlo, sé que es por una enfermedad o algo así, para que pensemos en ella, algo de los hombres.

Cayetano ha intentado convencerme de que me dejara bigote este año, pero no lo ha conseguido. Y es que una vez lo tuve, de joven, y me prometí que no lo volvería a tener en mi vida. Aparte de que me pareció muy incómodo, vaya cara de yo qué sé que se me quedó, una cosa horrorosa, de verdad. Es que si al descubierto no soy muy agraciado, que siempre lo he tenido claro, con el bigote ya era de traca, una cosa, lo que yo les diga.

El que sí se ha dejado bigote es Iván Ania, y seguro que lo ha hecho por lo mismo que mi amigo Carlos. El domingo pasado nos juntamos en su casa, precisamente, para ver el partido contra el Ceuta y anda que no lo pasamos bien, pero tela marinera, que la primera parte es de las mejores que he visto. Que vaya cómo está Fuentes, menudo toro, que no hay quien lo pille, que a fuerza y a velocidad no hay quien le gane. Y ya estamos mirando para arriba, pero que nadie diga nada, de verdad, que mientras antes lo digamos antes nos llega la colleja, y bien dada, que siempre pasa lo mismo.

Por eso es mejor ser prudentes, que lo tengo más claro que el agua, partido a partido, y ya está, y a disfrutar lo que nos dejen. Que las rachas duran lo que duran. Esta semana ha llovido bien, pero solo un día, y ya se está notando el frío, que para algo estamos en noviembre. Y es que hasta hace nada hemos pasado de los 30 grados, que eso sí que no es normal.

En fin, que estamos ya programando un perolete en Los Villares, que ya toca, y no creo que pase de la semana que viene, por lo que se dijo. Ojalá, que estoy deseando, que estoy loco por remover el sofrito y echar el día con mis amigos. Mientras, a seguir con este noviembre que tiene un poco de todo, hasta bigotes, y que no se lo quite Ania, que aunque no le sienta muy bien parece que funciona como amuleto. O como lo que sea. Hasta la semana que viene.