Análisis

fernando faces Santelmo Business School

Tragedia y esperanza

En los próximos meses van a convivir la tragedia y la esperanza. La tragedia de la persistencia de los contagios, de las muertes , de desempleo, de la pérdida de movilidad y libertad. La esperanza de ver la luz de una probable vacuna al final del túnel y de estar cerca del fin de la mayor catástrofe sanitaria de los últimos cien años. La publicación de los resultados de los ensayos clínicos de la farmacéutica Pfizer-BioNTech de un 90% de efectividad de su vacuna, ha sido el detonante de la esperanza de los ciudadanos y la euforia de las bolsas. Son los resultados del análisis intermedio de la última fase de la vacuna. Falta finalizar las pruebas, solicitar la aprobación de las autoridades reguladoras de medicamentos de Europa (ESMA) y de Estados Unidos (FDA) y que sean publicados en una revista científica.

Todavía no conocemos su efectividad sobre los ciudadanos de mayor edad, ni tampoco la duración de la inmunidad. Sabemos que esta vacuna debe de mantenerse a una temperatura de -80° y que esto dificultará la logística por necesitar una potente infraestructura de ultra congelación. Parece precipitado el anuncio del éxito de la vacuna cuando todavía los ensayos clínicos y los trámites de aprobación y comunicación oficial no han concluido. Tras la comunicación del Presidente de la multinacional Pfizer su cotización se disparó.

No obstante existe la esperanza, vestida de alta probabilidad, de que en el primer semestre de 2021 tengamos varias vacunas. El optimismo y la euforia están justificados por las 47 vacunas en desarrollo, de las cuales diez están en la tercera y última fase del proceso de análisis clínico. Las más adelantadas son las de Pfizer, AstraZeneca-Oxford, Moderna y Janssen. Las bolsas se han precipitado a celebrarlo con espectaculares subidas de las cotizaciones. Se ha despertado el apetito por el riesgo. Los inversores huyen de los activos seguros como el oro y se lanzan sobre los activos con riesgo de los sectores que más han sufrido: turismo, transporte y bancos. Las bolsas apuestan porque la vacuna será realidad en 2021 e impulsará la recuperación económica. La vacuna de Pfizer ha sido el principal factor de dilución de la incertidumbre de las bolsas y se espera que también lo sea de la de los empresarios y consumidores.

Pero hay que ser cautelosos. Los mercados financieros siempre se anticipan y a veces se equivocan. La economía real, la de las empresas y el empleo, es más lenta. Sobre todo cuando los daños estructurales del tejido productivo, del empleo y del endeudamiento excesivo son graves. Reconstruir lo destruido llevará tiempo, probablemente más de dos años. Todavía asistiremos a una nueva contracción en el último trimestre y los cierres de empresas y el paro alcanzarán su techo en los próximos meses.

La luz que vemos al final del túnel nos dará la fuerza y el coraje a ciudadanos y empresarios para no caer en el pesimismo y para seguir trabajando, invirtiendo y consumiendo. Más que nunca el Gobierno tiene que actuar con responsabilidad y rigor, propiciando el consenso entorno a unos presupuestos que sean realistas y velando por la utilización eficiente de cada euro gastado o invertido.

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