Vaya sofocón pasamos mi hermana y yo el otro día en el cementerio, yo creo que más grande que el de otros años, si cuento el tiempo que estuvimos moqueando, haciendo como que no llorábamos, que era lo que estábamos haciendo en verdad, que yo creo que no podíamos engañar a nadie, que era más que evidente.

Yo me acuerdo de mis padres todos los días, todos, no hay uno solo en los que no me acuerde ellos, ni uno solo, eso lo digo así de claro porque es la verdad, tal cual. Y me sigue dando la misma pena, porque yo me lo pasé muy bien con ellos, que me querían y los quería lo más grande. Cada uno a su manera, es verdad, que mi padre era más serio, menos de abrirse y había cosas que no nos decíamos, aunque las sintiéramos, que eso era así. Por eso me dan tanta envidia estos padres nuevos que se comen a besos a sus hijos a todas horas y están todo el rato diciéndoles lo mucho que los quieren. Mucha envidia, es la verdad, porque me habría encantado que hubieran hecho eso conmigo, que a todos nos gusta que nos mimen y nos digan cosas bonitas, y el que diga lo contrario o miente o es más raro que un piojo verde, que también puede ser, claro. Eso lo veo mucho en la plaza, que las madres y los padres, los dos, se comen a besos a sus hijos, y eso no lo hemos vivido los que somos más mayores, aunque nuestros padres lo sintieran igual, pero eran otros tiempos con otras formas. Y en esas formas, a mí me parece que las de ahora son mejores.

En nuestro Córdoba se pueden hablar de muchas cosas, pero de formas, de lo que se dice de formas, no, que no hay ninguna, o sí, pero todas malas. Ahora aparece de nuevo el de los vídeos, el gracioso que tuvimos de presidente, diciendo todavía más pegoletes que el que tenemos ahora, y eso ya es difícil, me parece a mí, pues así estamos. Todo lo contrario que los del Futsal, que esa gente son más seria y más buena gente que todos los que hayamos visto, que nunca tienen una mala palabra ni un mal gesto, y eso que están en todo lo alto. Pero es que hay formas y formas, claro, que no se pueden igualar.

En fin, que me estoy relamiendo todavía del lote de gachas que me he metido, que todo no puede ser amargo, me parece a mí, y de vez en cuando nos tenemos que meter algo dulce en la boca, y si es con frecuencia mejor.

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