Pues esto va que se las pela, que estamos llegando a las últimas fiestas de mayo, como el que dice, y vaya que no ha sido bueno, pero de categoría, todo lo que llevamos ya, de los mejores mayos que recuerdo, y eso que yo ya he vivido unos cuantos, como ustedes bien saben. Y muchos de ellos aquí contados, que desde entonces yo creo que me hace más ilusión, por eso de compartirlos. Vaya que se me olvide, cómo fue el partido contra el Rayo, que no sé todavía cómo no acabé en el Reina Sofía, aunque luego mereció la pena. Y eso que no lo pasamos mal, lo pasamos fatal, que hasta empezamos perdiendo, pero luego nos supimos reponer y sacar el partido adelante, que yo creo que era el más difícil de toda la temporada, que el Rayo va como un tiro para Primera, que lo podría haber conseguido a nuestra costa y le amargamos la fiesta y eso no es nada fácil, pero nada. Seguimos en zona de descenso pero estamos ahí, que rozamos la salvación con la yema de los dedos, que yo creo que podemos conseguirla, de verdad, y esto ya no es el cuento de la lechera que tantas veces nos han contado. Falta el remate, el rematito, y hasta vamos a tener que salir a celebrarlo y a Sandoval lo mismo le tenemos que poner una calle, y hasta una plaza, que lo que este hombre ha hecho no es normal, que cuando nos cogió estábamos en lo más profundo del pozo y con el agua a la altura de los ojos, que ya no estaba costando respirar, y ahora por lo menos tenemos esperanza, que como dicen es lo último que se pierde.

Pues ayer empezamos la Feria, ayer mismo ya, que nos montamos un perolete al mediodía la mar de apañado, que me puse de arroz y de gazpacho hasta arriba, vaya cosa buena. Y es que desde ya no sé cuántas ferias los amigos del barrio montamos un perol en la caseta de Manolo, el de la calle Montero, y organizamos como una especie de degustación de gazpachos cordobeses, pero los tradicionales, los nuestros de verdad, y no esos que venden ahora en el supermercado. Y ayer llevaron gazpacho de almendras, de huevo, de ajo, de pan, de tomate, como es lógico, de avellanas cordobesas, que está bueno para morirse y de habas secas, que es mi favorito con diferencia, con unas poquitas pasas y trocitos de manzana. Una delicia, de verdad, si nunca lo han probado y cordobés de los pies a la cabeza, pero tela marinera. Tan cordobés como nuestra Feria y todo nuestro mes de mayo, que lo deberían declarar lo mismo que a Medina Azahara, que ya hablaremos de eso el domingo que viene. A rematar.

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